HAIKU PARA UN SÁBADO
"Bella gehisa
perfumada, espera
en el tatami".
Aquella noche le invitaron a una taza de sake en el más lujojo Palacio de las Gehisas. Se sentó en un un banco de teka y saboreaba el licor con los ojos bien abiertos. Tres parejas hacían el amor ante todos los hombres y mujeres que allí estaban. Una joven y bella japonesa, con el quimono abierto mostrando su desnudez, pelo sedoso, largo y negro, casi le cubría los senos, se sentó a su lado y le besó en su boca con toda su pasión. Quedó embríagado con el veneno de su deseo. Han pasado muchos años y aún camina tambaleante, ébrio, buscando tras cada horizonte la sombra de un Palacio de Gehisas. Tengo la suerte de ser feliz sufriendo por ella. Me dijo.
perfumada, espera
en el tatami".
Aquella noche le invitaron a una taza de sake en el más lujojo Palacio de las Gehisas. Se sentó en un un banco de teka y saboreaba el licor con los ojos bien abiertos. Tres parejas hacían el amor ante todos los hombres y mujeres que allí estaban. Una joven y bella japonesa, con el quimono abierto mostrando su desnudez, pelo sedoso, largo y negro, casi le cubría los senos, se sentó a su lado y le besó en su boca con toda su pasión. Quedó embríagado con el veneno de su deseo. Han pasado muchos años y aún camina tambaleante, ébrio, buscando tras cada horizonte la sombra de un Palacio de Gehisas. Tengo la suerte de ser feliz sufriendo por ella. Me dijo.
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