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viernes, 24 de agosto de 2007

MEMORIAS DE UN NIÑO LABRADOR

Yo tenía gran preocupación por mi madre. Era frecuente verla llorar y muy frecuentes también, las broncas de mi padre. En aquella casa los llantos de mi madre, míos o de mis hermanas, eran muy habituales. Siempre lloraba, y como ella lloraba, nosotros, que éramos tan pequeños, también. Un día llegó mi padre a casa y se encontró a mi madre llorando ¿Por qué lloras mujer? Porque vi venir a mi padre calle abajo y pensé que sería buen momento para que habláramos y él venía y avanzaba y avanzaba, pero al verme se cambió de acera y como iba con el carro yo sola y me vio tan cansada, me dijo: “Te cae bien, tienes lo que te mereces” y apretó el paso y yo quería hablarle pero me quedé tan paralizada que no me tuve la opción de replicarle, así que, llevo llorando como una tonta toda la tarde. Pues no llores, ya sabes como es. Olvida esas cosas y no te dejes hundir. Mi abuelo había echado de casa a mi madre porque era novia de mi padre y a mi abuelo no le gustaba mi padre porque era hijo de mi abuela, que en una ocasión no llegaron a un acuerdo en un negocio sin importancia y la sentenció: “no te volveré a hablar mientras viva, te lo juro”. Cuando mi abuelo se enteró de que andaban juntos le dijo: Si no dejas de salir con ese, te echo de casa. Mi madre y mi padre al saberlo, más salían juntos. Una noche de fiesta, mi abuelo vio cómo bailaban. Al llegar a casa mi madre, le dio una paliza terrible y volvió a amenazarla con que la echaba de casa. Unos meses mas tarde mi madre le dijo a mi abuelo que se pensaban casar. En ese momento mi abuelo echó a mi madre de su casa. Tuvo que ir a dormir en la casa de un familiar y pocos días después se casaron en la iglesia, a las nueve de la mañana, casi vacía, sin invitados, ni fiesta ni nada. Mi madre se había quedado huérfana de madre a los cuatro años y mi padre huérfano de padre también a los cuatro años. Mi abuelo materno se casó de nuevo y tuvo dos hijos con la segunda mujer. La hermana de mi madre al ver cómo era su padre, mi abuelo materno, se hizo monja de clausura. Mi abuela materna no se volvió a casar. Sea por estos motivos, o por otros, en casa no reinaba la alegría precisamente. Pero también disfrutamos de grandes acontecimientos y de muchos días muy felices. Mi padre tenía un carácter muy fuerte y variable, pero supongo que era bueno y más tarde se demostró que se querían de una forma increíble. De niño observaba atónito las gracias y las risas de mis padres, pero no sé por qué extraña razón, pronto volvía la tormenta y mi madre otra vez a llorar. Por las noches mi madre casi no dormía y por las mañanas aparecía con unas bubas en la comisura de los labios. Decía que eran calenturas, producidos por la mala noche que había pasado. Mis padres tenían unas costumbres muy singulares y que creo que venía de tradición popular y que en todas las casas se hacía el mismo, o parecido, ritual del saludo de por la mañana. Mi madre siempre se levantaba la primera. Al hacerlo mi padre, decía: “Buenos días” y mi madre contestaba: “Buenos días” y mi padre replicaba: “¿Descansaste?” y mi madre le contestaba: “Bien a Dios gracias y ¿tu?” y mi padre contestaba: “Bien, gracias” y así cada día, todos los días de la vida. Cuando mi madre estaba enfadada o digamos, disgustada, mi padre se levantaba y decía: “Buenos días” y mi madre contestaba: “Buenos días serán para ti” y mi padre: “¿Descansaste?” y mi madre contestaba: “Bien sabes que no, animal, que eres un animal, cualquier día te quedas más solo que la una” y mi padre contestaba: “Pues yo bien, a Dios gracias” y siempre seguía mi padre como pidiendo perdón y al poco tiempo a mi madre se le había pasado el enfado y mi padre cantaba en el trillo y mi madre mientras hacía las camas. Pero... mi madre lloraba mucho, pero mucho. Pobre mujer. Esas cosas tienen mucha importancia y dejan marca. Por eso, tal vez por eso, es imprescindible contarlo para que se entienda un poco mejor que ser un niño labrador era distinto y que lo viví de una forma tan cruel y tan terrible que faltaría a la verdad si no lo dijera.

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Me encanta que compartas estos relatos, he disfrutado con la lectura.
Hoy te pongo un 10,… la verdad que todo cuanto escribes merece el 10.
Feliz dia.
Luna del Alba

24 de agosto de 2007, 0:46  

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