Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

sábado, 7 de marzo de 2009

ROJO INFIERNO

Para entrar en aquél lugar había que bajar unas escaleras alfombradas de rojo. Las lámparas, de una sola tulipa de cristal rojo, irradiaban luz casi roja. Los asientos tapizados de rojo y las mesas redondas y muy bajas. Los camareros de pajarita y el escenario pequeño estaba oculto tras unas cortinas de terciopelo rojo. Poca gente, pero parecía que éramos muchos más, gracias a los numerosos espejos pegados a las paredes con marcos clavados con clavos de cabeza grande y roja. Para beber me pedí un bitter que también es de color rojo. La señorita que se me ofreció, tenía los ojos verdes y los labios pintados de rojo para hacer juego con su mini vestido escotado con tacto como de seda roja. Estuvimos juntos casi toda la noche bebiendo, fumando e inventando palabras de amor. “Ven a mi casa que no te cobro”. En su casa las sábanas eran de satén rojo y una lamparita de papel tisú rojo. Hoy me he levantado para escribir y al mirarme al espejo me he dado cuenta de que tengo tres arañazos rojos en la espalda y los ojos acuosos y enrojecidos. Dijo que se llamaba Alexiada, pero que la llamara Ada. Y ahora... en este preciso momento, quiero volver a bajar las escaleras alfombradas de rojo infierno.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio