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sábado, 17 de noviembre de 2007

QUERIDO DIARIO... (III)

Querido Diario: Hoy debería ser un día muy feliz, pero no lo será. Cumplo doce años y será un día tan triste y tan horrible como todos los últimos años de mi vida. Hoy cumplo doce años y tendré algún regalo y alguna felicitación, pero no serán lo bastante hermosos como para que esté contenta del todo. Mi padre parece que va dejando de beber, mi madre me sigue recriminando cada cosa que hago y mi hermano aún es pequeño. Debería ser muy feliz porque, con la ayuda inestimable de mi maestra y amiga, he aprobado la Beca para ir a estudiar a León. Estoy muy contenta por muchas cosas que me pasan y muy desolada por otras que no acaban de solucionarse. Mi padre me pega palizas cada poco y mi madre me tira de los pelos y me riñe a todas horas. Mi maestra me anima y me apoya en todo, para que no me desanime y no caiga en las ganas de morirme de una vez. Mi padre ayer, mientras desayunaba y leía un poema de Gabriela Mistral, me dijo que tenía que ir a ordeñar las vacas. Dije: espere un segundo que termine de leer esto. No pasó ni ese segundo que le pedía y ya me estaba pegando enormes tortazos en la cabeza ¡En la cabeza no! ¡En la cabeza no!, pero seguía y me cogió por el pelo y me daba patadas en el trasero y llorando y llorando tuve que ir a ordeñar a las vacas y mientras lo hacía mis lágrimas se caían en el caldero de leche. Casi cada día me pegan o uno u otro, a veces los dos el mismo día ¿Qué puedo hacer? Les digo que me dejen a mi manera, que haré las cosas a mi manera, pero no, tiene que ser cuando ellos digan y como ellos digan. Me faltaban dos estrofas para terminar el poema y pensaba ir a ordeñar, pero no me dio tiempo. Mi madre me obliga a trabajar más que a una criada. Le ofende que lea por las noches porque dice que gasto mucha luz. Entra en mi habitación como una loca y me apaga todo y me dice duerme y deja de leer tonterías. Mi padre me dice vete a regar la tierra del Río Chiquito, coge el caballo y riega que todas las chicas lo hacen. Llevo libros para leer a la sombra de los chopos y de repente se presenta y aunque está todo bien, como me vea leer me pega y me pega. Me duele mucho la cabeza y a veces siento como ligeros mareos. Les digo que no peguen en la cabeza y no me hacen caso. A veces voy al río, yo sola, en bicicleta y pienso en tirarme al agua y desaparecer, que me lleve el río flotando, flotando, flotando, hasta el mar o hasta el infierno, que me lleve, que no me deje aquí, en esta vida tan insoportable, río mío, llévame. Pero como ya tengo la Beca aprobada, no les queda más remedio que mandarme a estudiar. En León mi vida cambiará, seguro que si. Mi maestra me sigue invitando a su casa y cada vez vamos hablando más y me pide que sea su amiga y confidente. Me regaló para mi cumpleaños una cadena de plata con una medalla de la Virgen de la Esperanza y un libro precioso que se llama Las mil mejores poesías de la Lengua Castellana. Quisiera poder escribir algún poema y no morirme sin haberlo hecho. Mi maestra significa mucho para mi porque me conoce mejor que mi propia madre, me ayuda, me aconseja, me enseña a escribir a máquina y a tocar la guitarra, me cuenta de su gran amor secreto e imposible, sin dar detalles, dice que es un secreto que algún día me contará. La otra tarde me pidió que la dejara peinarme. Mi pelo es muy negro y muy largo y ella quiere que me lo deje crecer hasta el... pómpis, como ella dice. El caso es que me puso la medalla y la cadena de plata y cuando me peinaba metió sus manos para buscarla y de repente noté sus manos en mis... pechitos y me dijo que sería una gran mujer, muy hermosa y muy sensual. Sus manos estaban frías pero no me importó. Dice que se va a comprar un coche y que irá a León a verme algún sábado. Ahora me aconseja que esté preparada porque pronto me llegará el mes, o sea, el periodo y me asusta un poco. Me enseñó a ponerme las compresas cuando llegue el momento y me habla de los cuidados con los chicos. Tengo un buen amigo, de catorce años, que estudia en León y me escribe mucho y dice que le gusto. El a mí también, pero resulta que mi madre dice que no se me ocurra hablar con ese, porque no se llevan con su familia por unos líos de unas tierras. Todo se vuelve en contra mía. Me gusta hablar con él porque no es como los otros. Tan educado, viste tan bien, siempre me aconseja libros y música y me siento tan a gusto a su lado, que no sé si le quiero pero si sé que me gusta y mi madre me prohibió hasta que le conteste las cartas, aunque lo hago a escondidas. Mañana vamos a Benavente de compras, para ir preparando mi maleta. Le dije a mi madre que me tiene que comprar un sostén, que ya lo necesito, aunque todavía no son muy grandes, pero mis amigas ya hace meses que lo usan. También quiero que me compren un reloj y una pluma estilográfica, pero no se si querrán. A veces mi padre es bueno y creo que si lo pido así como con mimos, tal vez me lo compre todo, no sé. A lo mejor no se lo pido, porque pienso que debería salir de ellos. Por las noches, a solas, tengo sensaciones que me hacen pensar y pensar y me siento tan feliz en mis fantasías que prefiero estar soñando despierta y me dejo llevar y me veo como una princesa rubia... y entonces, bueno tampoco te lo voy a contar todo... pero es grandioso y sublime lo que pasa por las noches, a solas. Querido diario... dentro de un año ya seré mujer y tal vez todo habrá cambiado. Hoy estoy muy triste, aunque debería ser un día muy feliz porque soy una niña que cumple doce años.

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