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domingo, 4 de mayo de 2008

EL CABO GASPAR

Estaba decidido. Era un determinación meditada durante muchos días y sus correspondientes noches. En cuanto amaneció preparó todos los elementos que necesitaba para poder llevar a cabo su decisión. Rebuscó en su caja de madera la pluma mas adecuada. La Parker estaba completamente seca, la Mont Blanc no tenía el plumín en perfectas condiciones y a las otras les faltaba el cartuchito de tinta. No le quedó mas remedio que recurrir al infalible bic. A estas horas ya estará abierta la papelería, se dijo. Bajó a la calle donde un radiante sol lucía para el gozo de las palomas que picoteaban por las aceras. Entró en la papelería y compró un paquete de folios tamaño A4. Ya en casa, abrió el paquete por uno de los costados. Sacó tres folios y observó al trasluz su gramaje. Está claro, es de 80 gramos. Preparó un baso con su refresco favorito, el cenicero y al lado, colocó un paquete de cigarrillos recién empezado y sobre él posó su mechero. Creo que está todo. Vamos a empezar. “En un lugar de la Mancha...” no, así no. Tachó la frase y volvió a empezar: “Había una vez un circo... “. Tampoco ¿Cómo era la historia aquella que contaba mi padre de cuando la guerra, que se la había oído contar a un primo mucho mayor, que por poco no llega a ser un destripador...? Ya sé. A Gaspar le tocó ir a la guerra, primero le tuvieron en un cuartel de León haciendo algo de instrucción. Mas que nada le enseñaron a disparar. Como tenía tan buena puntería le dieron un curso acelerado y le hicieron cabo. El cabo Gaspar se hizo célebre porque era muy grande, con una boca como un pajar y sobre todo muy simpático y a todos les caía muy bien. Al llegar a Madrid le dijeron que se tenía que poner al servicio del Capitán Contreras. Su trabajo consistía en servir de escolta, día y noche, al Capitán. Así comienza la historia del cabo Gaspar y el Capitán Contreras... No se la pierdan, son casi quinientos folios de escritura de bolígrafo bic, bien apretada. Como anticipo podemos decirles que Gaspar tuvo aventuras con la hija y con la sobrina del capitán. Que Gaspar evitó en tres ocasiones la muerte de su superior. Que no pasó hambre, que... Gaspar llegó a ser Teniente Coronel en Salamanca. En esa ciudad hay una calle que se llama Calle de Gaspar Orellana y en la misma calle hay una casa palacio donde aparece una placa conmemorativa donde dice que Franco... Está la historia dentro de estos folios aún no escritos. Se detuvo un momento y encendió un cigarrillo. Al observar como se elevaban los círculos de humo, un rayo de tristeza le invadió... Esa no es la historia que yo quería contar... en la que había pensado era otra... ¿Qué hago? Voy al baño y a la vuelta lo decido... al salir del baño no pudo por menos que mirarse al espejo. Ya lo tengo... escribiré la historia de un hombre que solo quería ser feliz y hacer muy felices a todos los que tuviera a su alrededor. Se sentó en su escritorio y puso una cruz en forma de aspa a todo lo que había escrito antes. Empezamos, se dijo. Eran las tres de la mañana y un estruendo despertó a todo el vecindario... No, así no. Melquíades Narbona trabajaba en el Ministerio de Hacienda. Antes de las ocho salía de casa y como vivía tan cerca de su despacho, siempre llegaba de los primeros. Buenos días, Melquíades. Tu, como siempre, de los primeros ¿Qué tal el puente? ¿El puente?, anda que si yo te contara... En esto que llegó la Jefa del Negociado. Cruzó el pasillo y sin decir ni una palabra, se metió en su despacho acristalado y cerró la puerta con muy malas pulgas. Un suave perfume llegó hasta el corazón de Melquíades. Al menos huele bien. Que mala es y que buena está... pensaron los hombres. Que elegante viene hoy esta, pensaron las mujeres. Y todos se pusieron a la faena, o sea, a mandar cartas de embargos de cuentas bancarias de miles y miles de contribuyentes... !qué malos son!

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