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jueves, 10 de julio de 2008

MEMORIAS DE MUJER

-2- La mujer de la playa. II
El tiempo vuela siempre y cuando se está de vacaciones mucho más. Aunque si he decir la verdad, en ésta ocasión estaba deseando que llegara, en cuanto antes, el próximo amanecer y esa espera se me hacía eterna.
Cuando llegué a la playa, la desconocida estaba hablando por el móvil. Nada más verme, dio de mano a modo de saludo y de invitación a que fuera donde estaba. Me senté sobre una piedra del espigón esperando que terminara de hablar con su amante.
Se levantó y acercándose me dio un beso en la mejilla.
- ¿Cómo estás, cielo?
- Bien ¿y tu?
- Jodida. Me acaba de decir que se va ocho días a Florencia con su mujer. Me lo dice para darme en los morros, sabe de sobra lo que me fascina Florencia y que quiero ir con él. Así que me ha puesto de los nervios el muy... bueno no lo digo. Tener un amante debe ser así.
- Tranquila, mujer.
- Dame fuego, con las prisas se me olvidó coger el mechero. Voy a darme un baño. Ven conmigo.
- No, nunca entro en el mar. Te cuido de la ropa.
Mientras se bañaba desnuda, sin haber salido el sol aún, me parecía ver a una sirena, o, tal vez, una diosa de la mitología griega. Ni me fijaba en el mar, ni en el pescador entre las rocas, ni en las nubes enrojecidas del horizonte.
En pocos minutos regresó y con su toalla limpié las gotas de agua que tenía pegadas a su espalda y el resto de su esbelto cuerpo. Se puso la camiseta de algodón blanca, su tanga y su falda de zingara.
Encendimos el segundo cigarrillo y nos quedamos en silencio contemplando la inmensidad del mar.
- Soy pianista. Doy recitales, clases particulares de piano y trabajo en el Conservatorio. No sé qué pensarás de mi, pero te contaré algo: Tengo un amante desde hace años, amigo de mi marido. Cuando me parece quedamos, lo hacemos y ya está. Este de ahora es distinto, es una amante pasión, como si dijéramos. Llevamos liados cuatro meses, quedamos en hoteles de carretera, a medio camino entre su ciudad y la mía. Casi siempre los viernes de cuatro a nueve. Es muy bueno en la cama y me tiene coladísima. Es profesor de Educación Física, tres años más joven que yo, un cuerpazo y encima culto, podemos hablar de música, de pianos...
- ¿Qué piano tienes en casa?
- Tengo un Yamaha negro, de pared y otro de media cola, también negro, un K-Kaway, en una habitación, insonorizada, donde doy las clases. La música es mi vida y necesito sexo para poder tocar, sobre todo en los días previos a los conciertos. Así es mi vida, ese es mi secreto.
Durante aquellas mini vacaciones, la pianista, después de su llamada por el móvil, se bañaba desnuda y me contaba sus cosas. No he vuelto a saber de ella. Alguna vez la he escuchado en Radio Clásica. Es realmente buena interpretando a los clásicos, siendo su especialidad Frank Liszt y Frederick Chopin, nada menos.

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