EL ÁLAMO Y TU.
El álamo se desnudó en el río
para lavarse las raíces y humedecer sus hojas.
Le ví a través de las transparentes aguas
que desbordaban el cauce.
Vovió a clavárse en la tierra
y alzó iracundo sus ramas gritando al cielo
súplicas de jardines y noches.
No tuve miedo, ni al álamo, ni al agua.
Con silenciosa desnudez yaces junto a mi,
píel brillante, racimos de estrellas.
Ojos, como navajas de luna,
claváste ardidos sobre mi pecho.
Asesináste con ternura mis temores
y me aferré a tu cuello cuando el suspiro.
Me habláste de tu y devolvíste la vida.
No tuve miedo, ni de navajas, ni de besos.
Una sombra ha cubierto de nocturnos
mi periferia y anegado el territorio.
Veo yermo el terreno y estéril la cosecha,
pero sigo sembrando, en doloridos surcos,
preciosas semillas fertilizadas por un rayo.
La incesante lucha incluye ánimo y espera
de que me arranques la sombra y el álamo.
Aquí estoy, como un valiente,
muerto de miedo.
para lavarse las raíces y humedecer sus hojas.
Le ví a través de las transparentes aguas
que desbordaban el cauce.
Vovió a clavárse en la tierra
y alzó iracundo sus ramas gritando al cielo
súplicas de jardines y noches.
No tuve miedo, ni al álamo, ni al agua.
Con silenciosa desnudez yaces junto a mi,
píel brillante, racimos de estrellas.
Ojos, como navajas de luna,
claváste ardidos sobre mi pecho.
Asesináste con ternura mis temores
y me aferré a tu cuello cuando el suspiro.
Me habláste de tu y devolvíste la vida.
No tuve miedo, ni de navajas, ni de besos.
Una sombra ha cubierto de nocturnos
mi periferia y anegado el territorio.
Veo yermo el terreno y estéril la cosecha,
pero sigo sembrando, en doloridos surcos,
preciosas semillas fertilizadas por un rayo.
La incesante lucha incluye ánimo y espera
de que me arranques la sombra y el álamo.
Aquí estoy, como un valiente,
muerto de miedo.
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