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domingo, 19 de octubre de 2008

SÉ QUE NO DEBÍ, PERO PASÓ.

El lo dijo sin decirlo y le seguí por el pasillo del metro. En la calle se metió por Hortaleza que estaba llena de gente y bullicio. Me ofreció la mano y se la cogí. Era una mano oscura y larga. Tiraba de mi y me dejaba llevar por una poderosa fuerza misteriosa que me dejaba sin voluntad. Entramos en un edificio viejo, sucio y destartalado. Subimos hasta cada piso buscando una puerta abierta. En el tercero, junto a una puerta había tres colillas de cigarrillo aplastadas en el suelo de madera. Empujó con la espalda, fuertemente, y la puerta cedió. Otros habían estado antes que nosotros. Aquí hubo una fábrica de botones, dijo. Me acercó hasta la ventana de los cristales rotos y pude ver un patio interior y algunos tejados de casas más bajas. Pronto se haría de noche. Puso unos papeles de periódico sobre el suelo y nos sentamos. Me dió un cigarrillo y fumamos sin hablar nada. Eres muy guapa y estás muy buena, me gustas y sabes lo que quiero de ti, si estás conforme quédate, puedes hacer lo que quieras. Quise bajarle la cremallera y sacársela, la cogi con la mano y mientras la acariciaba le ofrecí la boca y el me comía la lengua con sabiduría y yo le daba mi saliva y el me la devolvía más rica. Le había crecido y estaba dura asi que la besé con ternura y delicadeza, se la comía y comía hasta que notaba que debía parar, aprovechaba para darle mi boca mojada de él y ese sólo fué el principio. Hora y media después bajamos y al asomarnos a la calle y mirarnos como para despedirnos, entraban dos hombres y una muchacha mucho más joven de color. Me cogió de la mano otra vez y subimos adelantándonos por la escalera. Nos apoyamos sobre la ventana de los cristales rotos y al poco rato entraron los hombres y la chica. Cerraron la puerta y se pusieron en un rincón opuesto. Fumamos mientras observabamos lo que hacían. Al amanecer, en la calle, nos despedimos para siempre. Se que no debí, pero pasó. La fábrica de botones abandonada fué mi bálsamo, mi refugio, durante unos cuatro meses, los mas felices de mi vida.

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