Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

miércoles, 25 de marzo de 2009

SOPHIE

Tengo hambre y sed. En una heladería compro un helado de fresa y chocolate. El chico de los helados mete la cuchara de muelle hasta el fondo y me sirve una bola especial por ser yo, supongo.
Me miran los tíos cuando lamo y extremo la dedicación de mi lengua, me miran y me encanta que se imaginen lo que me imagino mientras lamo y lamo. Me encanta lamer los helados y nadie puede negar mi doble placer.
Soy un hervidero. Ante el espejo sucio de un escaparate termino mi helado y me noto los ojos enfebrecidos. De buena gana me compraría otro, pero no lo hago porque debo apartar, de mi y de otros, los malos pensamientos.
En un librería me entretengo y lo paso mal porque quisiera tener cientos de los libros que aquí se exponen y nunca podré tenerlos. Los libros me atrapan y tengo tentaciones de robar uno o dos.
Cojo un marca páginas, gratis, para mi colección. Es rojo por un lado y blanco por otro. Hay una frase, un aforismo creo, que dice: “ La llibertat és una llibrería”. Joan Margarit, poeta catalán (buscar en Google).
Se está bien aquí por el aire acondicionado y sólo estamos el dueño y yo. Lleva barba de diez días y aparenta cincuenta y algo. Mayor que mi padre, imagino que me ensañaría muchas cosas, porque debe saber mucho. Si tiene una librería es porque lee, porque es culto y eso me atrae poderosamente.
Esta noche imaginaré que le robo y que me descubre, que me azota y me tortura en el sótano, pero suave, porque en realidad sólo quiere ser mi maestro, mi dueño. Siempre lee, siempre mira, con disimulo, por encima de sus gafas. Diossss, estar de viaje continuamente y dejarme llevar por descubrimientos inmensos. “Adiós señor, buenas tardes”. “Adiós guapa”. Y mi corazón quisiera quedarse y dejarme llevar y robarle más que libros.
La calle aumenta el ritmo, hay más gente, ya son las seis y aún quiero más y más sensaciones. Entro en una tienda de bolsos y zapatos. Me pruebo unos de tacón imposible. La chica de la tienda está con el messenger y pasa de mi. Le doy de mano y ella me contesta con la suya. Ha notado que no estoy interesada, que miro por mirar.
Un chico me pide fuego y dinero. Sólo le doy fuego. Tiene pinta de drogadicto y me recuerda a alguien. Decido fumar otro fortuna en las mismas escaleras de antes y dar tiempo a Sawa, la belleza de ébano. África me reclama. Ella me hablará de su país, de su continente y puede que nos hagamos amigas ¿A quién no le gustaría tener una amiga africana?
Quiero viajar más allá de los confines de mi realidad, tan estrecha y comprimida, que duele.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio