EL INFIERNO PREFERIDO
Cuando nací era pequeño, demasiado pequeño.
Pronto me deslumbró un infierno.
Crecí débil y enfermizo.
Tanto sufrimiento semejaba un infierno.
Más tarde, rodeado de zancadillas,
malas pasadas y mil sinsabores. Un infierno.
Ha pasado el tiempo y el infierno permanece impregnado
en las aristas entretejidas de los poros del alma.
Parece ser que pronto me van a obsequiar con un cielo
y no vislumbro gracia en una gloria postrera.
La rutina, el día a día, la cotidianidad... coraza de tortuga.
Va a ser preferible este infierno.
Estoy acostumbrado.
Pronto me deslumbró un infierno.
Crecí débil y enfermizo.
Tanto sufrimiento semejaba un infierno.
Más tarde, rodeado de zancadillas,
malas pasadas y mil sinsabores. Un infierno.
Ha pasado el tiempo y el infierno permanece impregnado
en las aristas entretejidas de los poros del alma.
Parece ser que pronto me van a obsequiar con un cielo
y no vislumbro gracia en una gloria postrera.
La rutina, el día a día, la cotidianidad... coraza de tortuga.
Va a ser preferible este infierno.
Estoy acostumbrado.
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