Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

domingo, 13 de septiembre de 2009

EXPECTACIÓN

IV
EXPECTACIÓN.

He decidido cambiar. Mañana me pondré retos y prometo hacer lo posible por cumplirlos. Esta guarida mía necesita una reforma y mucho más que una mano de pintura o de un lavado de cara. Demasiados años con la misma historia, demasiados años fumando como una coracha, demasiados años con la misma regla de tres. Ya está bien. Se acabó.
Mientras caminaba por la avenida iba preparando mi mente para que no me costara esfuerzo el dejar, poco a poco, o para cortar por lo sano, lo que se que me perjudica. Leer más y escribir con detenimiento, más documentación, más esmero y usar la palabra como la palabra se merece. Hacer de la palabra una amante, un amor perfecto. No debo utilizar la palabra en vano.
Cuando llegué a mi banco preferido, a mi banco tan solitario como yo, tenía la frente y la espalda mojadas como consecuencia de tanto calor. Al Retiro aún viene poca gente y es de agradecer porque me permite mayor concentración, mayor ensimismamiento. Cerca del banco alguien ha paseado a su perro y no ha tenido la delicadeza de recoger los excrementos y ahí ha dejado la muestra. Son dos cacas distintas, creo.
- Es pequinesa con algo de cruce aunque, si te digo la verdad, no tengo mucha idea. Es de mi amiga que me ha cargado con el muerto mientras hace un viaje a Egipto junto a su marido. Como estoy de vacaciones no tengo ningún problema en sacarla dos veces al día y darle su alimento.
- Pues el mío tampoco es mío, es el perro de mi marido. Hace tres meses que lo tenemos en casa y desde entonces todo gira alrededor del maldito perro. Está de viaje y me toca a mi sacarlo, pero si te digo la verdad, lo odio con toda mi alma. Huele mal la casa, aunque él se empeñe en decir que no, sólo tiene ojos para su perro. Ha llamado tres veces en lo que va de día y no te creas que pregunta por cómo me encuentro, solo tiene una preocupación en la vida: su perro. Encima es horrible, si al menos fuera guapo, como la tuya que es preciosa.
- Tendrás que armarte de paciencia ¿Vives cerca?
- En Reyes Magos y allí tenemos dónde pasear el perro pero el Retiro es mucho más que un parque desde muchos puntos de vista. Aquí se respira la energía de los siglos, la energía de nuestros antepasados. Tengo la fortuna de percibir esa energía y no la cambiaría por nada del mundo.
- Es cierto, aquí a parte de aire puro se respira historia ¿Te refieres a eso?
- A eso y a muchas cosas más. Un poco más adelante, siguiendo ese sendero, se llega a una zona de pradera donde se dice que se reunía Federico García Lorca con sus amigos a celebrar sus fiestas. Cada uno traía su aportación, uno la tortilla, otro el queso, otro el chorizo, y así hasta que juntaban para hacer una buena merienda y antes del anochecer cantaban canciones de la época. Era una costumbre que tenían muchos madrileños y que más tarde se trasladó a la Casa de Campo. Aquí sigue la esencia y a mi me fascina, por eso aprovecho cuando vengo con el perro y me quedo más tiempo. Hasta que anochece, claro, más ya no se puede. Es peligroso. Dentro de un rato empezará el maullido de los gatos y esa es la señal para ir saliendo de aquí.
- Peligroso ¿En qué sentido?
- Te contaré una historia: Tenía yo catorce años. Mi padre nos traía a mi hermana y a mi desde muy niñas a patinar. Me gustaba mucho y llegué a ser una buena patinadora. En uno de los bancos que están en el Paseo de La Chopera, un señor con barba larga y espesa, totalmente negra, se pasaba las horas muertas dibujando en su blog. Será un pintor me dije. El caso es que aquél hombre me atraía poderosamente y un día fingí una caída con mis patines. Ese hombre me ayudó y pocos días después se convirtió en mi amante secreto y mi maestro de pintura y de la vida. Aún hoy se me siguen poniendo los ojos brillantes cuando le recuerdo. Gracias a él soy artista y aunque ya murió hace unos años aún vive en mi y lo hará eternamente. Por eso te digo que El Retiro es mucho más que un parque.
- ¿Eres pintora?
- Soy pintora, escultora, realizo perfomances, crítica de Arte y algunas otras cosas relacionadas con ese mundo. Si quieres te invito a cenar en casa y te cuento mis historias de El Retiro y lo que han influido en mi vida.
- Muchas gracias, Leo ¿Te llamas Leonor verdad?
- Si y tu Elena. Venía pensando en cómo te llamabas y me decía, mira que si la llamo Laura o Pilar, me preocupaba no acertar ¿Quieres cenar conmigo esta noche, Elena?
- Si.
- Vamos.
Iban tan concentradas en la conversación que se les olvidó coger los excrementos de sus perros. Tengo que arreglármelas para escuchar esas historias. La palabra se enciende de deseo de saber cuál será la próxima: EXPECTACIÓN.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio