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jueves, 17 de julio de 2008

LA MUCHACHA ENFERMA. II

La copia, casi integra, de la entrevista a la muchacha enferma me ha dolido. Hace daño contar historias que son reales, algo distorsionadas, pero reales como la vida misma.
En estos “secretos de mujer” casi no ha habido literatura ni “invenciones”.
Anoche escuché un programa de radio, que viene como anillo al dedo para corroborar la autenticidad lo de ayer, programa que tiene bastante audiencia entre gente joven y no tan joven. Se llama “Ponte a prueba” y lo emite Europa F. M. Los oyentes llaman contando su caso para que los presentadores, oyentes, o las personas que siguen el programa a través de internet y usan al mismo tiempo el chat, den su opinión o consejo. Transcribo, casi textual, lo que oí: “Estoy muy preocupada. Te cuento: soy una chica de Sevilla, de quince años y resulta que el sábado fui al pueblo de mi madre. Me enrollé con un desconocido que me rompió la virginidad y me lo hizo. No usamos preservativo y se corrió dentro. No me enteré de nada porque estaba borracha. El domingo, en Sevilla, fui a que me dieran la píldora del día después. Me la negaron porque soy menor de edad. Me pidieron que fuera con mi madre o que llevara una autorización, por escrito, de ella. Tengo miedo de haberme quedado embarazada, o que me haya infectado de algo ¿Qué hago?”.
Sin comentarios. Así están las cosas y existen cientos, o miles, de casos así.
Mañana empieza la literatura. Decía T. S. Eliott: “la gente no soporta demasiada realidad”. Duele la vida real, duele el presente y se necesita de la máscara, el disfraz, aunque sea a base de palabras. Ya dijo aquél: "escribir es fácil, lo difícil es hacerlo bien". Habrá que intentarlo.

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