Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

viernes, 18 de julio de 2008

EL CASO DE LA LECTORA DE VERSOS. II

El espejo.
Alguien trata de meter la llave en la cerradura de la puerta de la casa. Parece no acertar. Escucho ruidos y me sobresalto. Me incorporo en la cama, sudo y tengo el almohadón empapado. Me levanto, mi camisón parece transparente de tanto como he sudado. Mis bragas me estorban, me hacen daño.
Las cortinas dejan pasar luz bastante como para que la habitación esté en penumbra. Son las cinco de la madrugada. Alguien entra y se encamina, parece que con pasos tambaleantes, hacia el otro ala de la casa. Me fijo mejor en los muebles de la habitación. El armario de caoba es grande, tres cuerpos, lo abro y su espejo me representa despeinada, el pelo mojado y revuelto, tengo ojeras y cara de preocupación. Dejo caer lo que llevo encima y me quedo desnuda. Así soy yo. Esa soy yo ¿Esa soy yo?
Ayer, antes de salir de viaje, pasé por la peluquería de Carmina, me cortó la puntas y me remarcó el peinado “Tienes el pelo muy bonito, moldeable, te dejaré bien guapa”. Ahora se ha deshecho. El pelo de mi pubis es negro y largo, tupido y brillante como de visón, ensortijado. Me pica, me molesta, me lo peino con la yema de mis dedos... y mis pechos... tan pequeños, tan poca cosa pero tan sensibles...
Arde el cuerpo de tanto bochorno. Esta habitación es una hoguera, me asaré si sigue este calor. Me recuesto en la cama, desnuda y me observo de costado, ante el espejo. Miro en diferentes posturas, abro la mente y veo la maja desnuda y a la venus ante el espejo. Abro mis piernas y levantó las manos. En la pared puedo hacer figuras de sombras. Me gusta jugar conmigo, entretenerme imaginando.
Cuando tenga compañera no podré hacer esto. Pensativa vuelvo a peinar el pelo de mi pubis, arranco dos o tres y me los meto en la boca. Son tan negros, tan gruesos, tan sensuales y me abro la piernas y ,dios, qué deliciosa sensación, necesito sentir y me dejo llevar aunque me arrepienta. Hoy es distinto, será mi primera vez en Madrid, en esta habitación, ante este espejo y el orgasmo es tan elevado e intenso que me arqueo haciendo como un puente de gimnasia y lleno mi mano con el líquido del chorro que me vino.
¡Queda inaugurada mi nueva guarida, mi nueva novedad! Lamo el fruto, lo bebo. No debí hacerlo, lo sé, pero duermo feliz... o casi.
“Yo no sé lo que busco eternamente/ en la tierra, en el aire y en el cielo”; Rosalía de Castro.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio