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jueves, 5 de febrero de 2009

MINI RLATOS MINI

7.-
Había pasado la noche deambulando, perdido, desorientado, en el interminable y tenebroso laberinto de infinitos caminos, senderos y meandros del Bosque que antecede al Río Amoral.
Enfurecido, como si le hubieran dado una paliza, sus fuerzas estaban al límite de la resistencia, tropezó con una raíz que sobresalía del barro de la senda. Cayó de morros sobre el cieno del charco y el frío del agua, casi helada, le espabiló y poco a poco fué recuperando la consciencia, la noción del tiempo y del peligro en el que se había metido. En aquél inhóspito lugar habitan distintas especies de depredadores, fieras y alimañas.
Entre las ramas enrevesadas de las zarzas se veía, casi desvanecido y oculto entre la bruma, un caserón, un palacio vetusto y secular.
“Estoy salvado”, pensó. Recuperó fuerzas y con un puñado de hiervas se quitó lo mejor que pudo el barro putrefacto y fétido, con el que se había manchado la chaqueta, el pantalón y la pechera de la camisa.
Con pasos torcidos, y tambaleante, se dirigió hacia el descubrimiento.
Las puertas y ventanas estaban protegidas de los curiosos o ladrones con gruesos muros de ladrillo que tapaban totalmente cualquier resquicio por el que cualquier intruso o ladrón se pudiera abrir paso y acceder al interior del inmueble.
Varias vueltas alrededor del enorme edificio no despejaron su perplejidad. Por más que pensaba y pensaba no daba con la forma más adecuada de cómo acceder al interior del impenetrable palacio abandonado. “Tengo hambre y sed”. (mañana más)

8.-
... llegó un momento en el que la única misión en mi vida era restar.

9.-
- Ha sido un placer conocerte. Ya sabes dónde tienes tu casa.
- Muchas gracias. Tomo nota.
Al cabo de un mes volví por allí.
- ¿Qué te trae de nuevo?
- Vengo a pasar quince días con vosotros, como dijisteis que aquí tenía mi casa...
- Ya hombre, pero es que eso es lo que se suele decir.
- Pues no haberlo dicho. Tengo testigos, así que se siente.
Llevo varios años pasando quince días de vacaciones a cuerpo de rey en aquella casa. Lo curioso del caso es que los dueños ni me hablan.


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