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domingo, 3 de enero de 2010

VIII.- Los pantys.

Cuando era niña todos decían de mi que era muy responsable. No entendía lo que querían decir pero el que lo dijeran me llenaba de orgullo. La responsabilidad es una condición que, parece ser, siempre me ha acompañado. Los innumerables errores que he cometido en mi vida los he asumido con resignación y ánimo de no volver a caer en ellos. De mis aciertos no puedo hablar porque se resumen en uno: Estoy viva y sigo siendo responsable de lo que hago. Si en la moto tenemos un accidente y me muero, la culpa no habrá sido de nadie, ni tan siquiera mía, por eso asumo mi responsabilidad y acepto las consecuencias.
En esto pensaba mientras mi amiga me llevaba de la mano hasta su habitación y me iba hablando de mil y una cosas. Quiere pagar parte de la reforma en negro y que le transforme la habitación de matrimonio en una especie de loft, donde pueda tener el piano vertical de pared Yamaha, la mesa de despacho para el ordenador, su pantalla de plasma de 34” y el baño moderno. Lo tiene todo en mente y mientras se desnudaba hablaba de los hombres con carisma, con fuerza magnética, con vampírico poder de seducción, hablaba de hombres que han tenido varias mujeres y varios hijos con cada una de ellas y que muchas de esas mujeres eran amantes entre si. Que es una fantasía realizable con nuestro común amor, el hombre desconocido, señor Armando. Se puso la camiseta del pijama y se quedó en bragas. Abrió la ropa de la cama y se metió dentro. Yo permanecía de píe, observando cada detalle. El búcaro con una docena de claveles rojos y las fotos del matrimonio. Los espejos de los armarios y Patro dijo que me quitara los zapatos y me acostara a su lado.
La calefacción está alta y tengo calor. Me quito el jersey de pico y me quedo en blusa camisera. Al intentar acostarme con los tejanos puestos, me dice que me los quite y que entre dentro. Me quito los pantalones y se sorprende de mis pantys negros, nada más debajo, con filas de tréboles a lo largo de toda la pierna, entro en la cama y me pide que le mire a los ojos mientras me habla, como si hiciera falta que lo diga.
- La siesta siempre es de una hora. No hace falta que me despiertes. Mi reloj biológico funciona y comprobarás que justo después de una hora, sin despertador, abriré los ojos y me sentiré como nueva. No te he dicho que tienes un cuerpo de mujer calendario y una cara de anuncio de Loewe. El hombre desconocido será afortunado si te posee. Mi marido y yo queríamos tener niños y no pudo ser. Unos meses antes de su accidente nos sometimos a unas pruebas de fertilidad y teníamos cita para que me hicieran la inseminación, con su semen, unos días después de su accidente. Habíamos pensado en tener mellizos. Ahora a mis cuarenta y tres, menos tres meses, aún deseo ser madre y he pensado en quedarme preñada del hombre desconocido y que tu te quedes a la vez ¿Te imaginas qué felicidad tu y yo preñadas del mismo hombre y que todo sea a la vez? Tendrás una niña y yo un niño y cuando sean mayores, no sabrán que son hermanos y serán padres de una genial artista. La vida puede ser maravillosa si te la imaginas maravillosa. Me duermo cariño, eres hermosa como un arco iris y me gusta cómo hueles. Abrázame si lo deseas.
- No, mejor así.
- Pégate a mi y entrelaza tus piernas con los pantys en las mías, por favor.
- Eso si.
- El hombre desconocido estuvo aquí conmigo, en la cama, le dije que me penetrara si quería y no quiso. Le dije que me hiciera el amor y no quiso. Le lave la ropa, se la planché, le di de desayunar, de comer, de beber, se bañó, se afeitó, le corté los pelos de las orejas, y puse a su disposición mi casa, mi cuerpo y mi alma. Le dije que me había enamorado de él y me contestó que no quiere que nadie le ame, que todo lo que toca lo jode. Mientras dormí la siesta él me abrazó pero no quiso penetrarme ¿Te imaginas el sufrimiento? A las diez de la noche se fue limpio como el jaspe. Con la ropa lavada y planchada y dos bocadillos, uno de tortilla francesa y otro de queso. Me consiguió tres orgasmos con su boca y sus dedos y yo a él otro, inmenso, que tragué hasta la última gota ¿Comprendes ahora por qué siento lo que siento?
- ¿Por qué me tienes que hacer llorar a todas horas?
- Porque le quiero y quiero que tu me quieras. Pégate más, por favor. Tus pantys son maravillosos como tu.
Cuando se durmió me fijé en más detalles. La guitarra Gibson, acústica, en el rincón y en la mesilla dos álbumes de fotos. Sus fotos son originales, extrañas, y sorprendentes. Tienen Arte, mucho Arte. Me dormí pensando en mi embarazo ¿O lo soñé? Ya puedo tener cuidado con mis sueños no vaya a ser que se hagan realidad.

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