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domingo, 17 de febrero de 2008

T. Q. 17 de febrero, domingo.

Alguien me dijo una vez que disfrutaba de un sueño de calidad, que con tres horas o cuatro tenía suficiente. Algo así me debe pasar a mi. Los sueños dormida suelen ser poco gratificantes, por eso me valgo de los sueños que sueño despierta. Ayer mi marido puso la lámpara sobre el techo con un gancho de seguridad, así, si fallara uno, queda el otro y es más improbable que la lámpara se caiga. Por eso ya me puedo poner desnuda en la alfombra. Eso si, a medio metro de su vertical. Hoy no vendrá Hair. Su madre vive en un pueblo de Salamanca y está enferma. Sobre las ocho me llamó Catterina. Quiere verme y estoy en dudas. Tal vez quedemos en el piso. Tengo mucho que pensar y repasar todos los escritos de los últimos tres días. La novela me lleva mucha dedicación. Gracias a Google me documento algo, pero necesito ir a la hemeroteca en cuanto antes. Llevo toda la semana sin joder con mi marido y aunque nos hemos abrazado y eso, pero no ha habido más. Estoy muy contenta de haber dejado de beber. Hace un mes tenía miedo de convertirme en alcohólica. Una noche si y otra también ahogaba mis penas en Jack Daniel`s y creo que fue el causante de que mi lívido casi se anulara. Ahora una copa de vez en cuando y me gratifica saber que no estoy enganchada al güisqui. Anoche estuve en la disco. Fuimos Olimpia y yo. Los maridos nos trajeron hasta la puerta y ellos regresaron a casa. Tenían que madrugar para ir de caza y a jugar al golf. Nos pusimos un poco contentas y a las tres y media regresamos en taxi cada una a nuestra casa. Olimpia está mosqueada. Sospecha de su marido. Le ha pillado un pago de tarjeta que no sabe de qué es y le encontró en un bolsillo un tikett de una compra de lencería en el Corte. Me huele mal y está sufriendo. Anoche la de Moratalaz llegó un poco tarde. Hablamos las tres y nos explicó lo que hace en su piso los jueves y viernes. Seis parejas, ocho máximo, a cien euros pareja. Admite mujeres solas, sesenta euros y pueden participar con los otros. En realidad todo acaba en una orgía. Dice que la droga que tenía su ex ya la tiene vendida. Que se ha quitado el marrón de encima y que lleva meses sin sexo. Que no se puede enamorar y que sin amor no hace nada. En su piso solo controla que nadie use alcohol o drogas. Un amigo, segurata, vigila quien entra y quien sale. Tiene varias parejas fijas y así puede ir afrontando las deudas del piso y de su ex. Dice que hay un submundo pervertido entre la juventud. Que sabe de quien organiza otros ritos y celebraciones peligrosas. Ya te contaré. Invítame a otra coca-cola y te cuento más. No soporto ver a niñatas hasta el culo de coca y de cosas peores. Olimpia se dejó cortejar por un latino y creo que morrearon en el lavabo. Solo sé que quiere volver. Mi padre me llamó ayer, está preocupado por mi madre. La llevará al médico la próxima semana. Papá, ¿Te puedo preguntar una cosa? ¿Que? ¿Has vuelto a saber algo de la tía Ruth? ¿De esa? No. No he vuelto a saber de esa ¿Por qué lo preguntas? Por nada, por nada. Respondí. Sophie quiere contarme una cosa personalmente. Tal vez esta tarde venga. Lo deseo ¿Se mueve el niño? No mujer, aún es pronto. Es otra cosa. El afinador de pianos estuvo conmigo, sobre la alfombra, hablamos mucho. Me dejó prestada su pulsera étnica. Me cansaba de la postura y me eché. Como mi camiseta se subió un poco y se me veía el ombligo y bastante barriguita, dijo que era un hombre y que... no respondía. Me incorporé. Perdona, no era mi intención provocarte, te lo juro. Por impulso, puso la palma de su mano sobre mi mejilla y me miró a los ojos como nadie jamás me ha mirado nunca. Mi niña... eres muy joven, estás casada, eres un sol y nunca te haré daño. Brillaban sus ojos y dios, quise comerle la boca, pero me contuve. Volverá con catálogos y precios de pianos. Pero me recomienda uno, de segunda mano, que haya tocado mucho y que se conserve bien. Su mano estaba caliente y me ocupaba la mitad de mi cara. Ahora mismo sueño con su mano larga, con sus dedos de pianista, su voz, dios, su voz. Mis dedos buscan un orgasmo y creo que tendré varios. No, hoy yo sola no. Catterina por la mañana y Sophie por la tarde. Será lo mejor. Una vez tuve un sueño. Varios hombres... no déjalo así. Ann-Sophie Mutter suena, suave, al fondo. Te echo mucho de menos y sé que tu a mi. Ven... T. Q.


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