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viernes, 22 de febrero de 2008

T. Q. 22 de febrero, viernes.

Nadie sabe lo que puede ser el sin vivir de desear al que no tienes, amar con locura a la persona que sabes que no está lejos, que la sientes cerca, pero que no está. Saber que falta poco para que venga y que ese poco es una eternidad. Es bonito sufrir así, pero duele con un dolor íntimo que degenera en nudo en la garganta. Me acosté sobre las once y media y leí unas páginas del nuevo libro. Me di cuenta de que no me había enterado de nada, que no estaba en la palabra escrita, que mi mente vagaba por los territorios del recuerdo y vivía la escena de los dedos en mi. La vivo tan presente, tan viva, que es una sola escena en infinito bucle que empieza y termina como si fuera un tornillo sin fin, interminable. Siempre están dentro de mi sus dedos y en mi cuello su boca. No me entero de lo que hago y a veces, de lo que me dicen. Dejé el libro sobre la mesilla y apagué la lamparita. Me apoyé en mi brazo derecho y mirando al espejo, en penumbra, metí mis dedos y sentía gusto, mucho gusto. Saqué mi mano y la miré. Estaba mojada y... volví a meter todos mis dedos. Dormí placidamente y no se bien si me vino o no. Solo sé que le deseo hasta dormida. Desperté a las dos y diez, despejada, descansada y me levanté a revisar las cosas. Desnuda bajo la lámpara y junto al piano, fumé mi primer Pall-Mall azul, y recordé lo más importante. Sophie me llamó para preguntar si nos podíamos ver. Solo cinco minutos, por favor Theresse, cinco minutos. Está bien, ¿tienes a mano una cinta métrica de las de costura? Creo que si. Te espero en el piso. Al portero le dices que vas al noveno A. Su barriguita ya está tomando forma redondeada. Medí la medida de su perímetro y la apunté en el dorso de una tarjeta de visita. 21-02.-. 65,06. Puse mi cabeza sobre ella y esperé. En seis minutos vino un respingo del interior ¿Lo notaste? Ya lo creo, calla. Al poco rato se repitió el movimiento del bebé que ya está en la barriguita de Sophie. Le caían unas lágrimas como perlas. No llores cielo. Mi marido sigue sin querer joder conmigo y tengo ganas a todas horas. Los hombres me miran y los deseo. Tengo miedo de no ser fuerte y dejarme joder por cualquier extraño. En media hora le vino varias veces y yo solo una, pero muy largo e intenso. Tomamos un poco de coca-cola y fumé dos cigarros. Sophie es muy guapa y sus pechos se han hecho grandes y sus pezones muy abultados y oscuros. Tranquila, una vez a la semana nos veremos, si es posible. Irina me ayudó a empaquetar los libros que estaban en la habitación de la tía Ruth. Mientras lo hacíamos su pantalón me dejaba ver casi toda la raja de su culo. No quise darme cuenta. Nos sentamos en la terraza, al aire libre y me enseñó las fotos de su hija. Mira, aquí está con mi madre. Aquí, con mi hermana y mi cuñado. Es una niña preciosa. Si, lo es. Llamo dos veces al mes y habla como una cotorra, como decís los españoles ¿Cómo se llama? Karenina, mi hija del alma se llama Karenina Tsvetaieva. Una lágrima y otra y otra. Irina, no llores, tienes que ser fuerte. Me contó que vive con un matrimonio de su misma ciudad, que ella es amiga desde la infancia y con otro matrimonio de Lituania. En su habitación se siente muy sola y a veces se juntan y cenan todos en el salón. No le gusta lo que hacen, a veces se mezclan entre ellos y hacen de todo. Beben mucho y a mi, varias veces me han tenido para todos ellos y ya no aguanto mas. Me gusta mucho el sexo, pero no soporto el alcohol y tengo miedo de que me dejen preñada. No puedo ir al medico a ponerme un diu, o tomar anticonceptivos. Ahora la lituana está en estado, pero eso a ellos les pone mas y no paran de joder, sobre todo los fines de semana. Se sienten rechazados por la gente y prefieren hacer sus fiestas en la casa y eso significa alcohol y sexo. ¿Te gustaría vivir aquí las veinticuatro horas del día? Bien, lo consultaré con mi marido, dije. Todo es correcto y a falta de un documento que le tiene que enviar su madre, parece no haber inconveniente legal para que trabaje como asistenta y ayudante mía. Ella también escribe poemas y cuentos. Es muy trabajadora. Mañana he de ir a la cena. Mi hermano muerto tenía una pistola ¿Dónde la escondió? Hice más cosas hasta las cuatro y media en que me acosté junto a mi marido, que dormía como un lirón. Su espalda y su cuerpo entero me abrigan y por primera en mi vida me hubiera gustado tener una gran polla para metersela por el ano y poseerlo como él me posee a mi. Mi furor sexual va in crescendo. Pienso en todo lo inimaginable. Estoy disgustada porque la banda sonora de la película de Alex, de la que soy guionista, no me convence nada ¿Por qué no puedo dirigir mis propios guiones? Son tantas cosas... Abracé a mi marido y no sé cómo me las arreglé pero amanecí inundada por detrás. Sé de mi locura, pero también sé que me siento viva. Ahora suena un nuevo descubrimiento: Lizz Wright. En mi corazón mi música es el recuerdo de tu risa. Reías muy bonito.. ven en cuanto antes, porque... T. Q.

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