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jueves, 28 de febrero de 2008

T. Q. 27 de febrero, miércoles.

Mi cabeza no para de dar vueltas y mas vueltas a todas las cosas. Mientras leo el libro para antes de dormir, “Kafka en la orilla” de Haruki Murakami, es tal la ramificación de pensamientos, que me sorprende no haber llegado a la locura. Aún resuena en los oídos de mi alma, el rumor de las olas y los estruendos de los latigazos que pegaban contra el acantilado. La espuma blanca se deshace entre los cabellos negros de las rocas, enlutadas y enormes, como cíclopes con los píes clavados en el infierno. Tan sublime belleza sobrecoge e inunda necesidad de perpetuar aquellos momentos estremecedores. Del libro me entero la mitad de la mitad y poco a poco, mis ojos se cierran y me dejo llevar por el bálsamo de la laxitud y de la relajación. Me siento caer, caer bajo el algodón de la nube. Sueño cosas terribles e indescriptibles. Los ojos de mi madre: ¡Córtate el pelo, córtate el pelo! Mi padre: Come más, come más. Que sueños mas horribles y pesarosos. Estoy harta de que los que más me deberían querer, no me entiendan. Siempre con lo mismo: Deberías hacer esto, deberías hacer lo otro, deberías... no haceros caso. Eso es lo que he decidido hacer. Todos tenemos el mismo derecho a nuestra propia autodestrucción. He dejado de beber Jack Daniel`s, he dejado de hacer muchas cosas que me gustaría y ahora solo fumo Pall-Mall azul y trabajo catorce horas diarias. Escribo la novela de Josefina y Darío, el boceto del guión para Alex, pienso en dirigir mi propio guión, tengo muy avanzado el proyecto de la editorial ¿Qué mas queréis de mi? Si no paro. Os vais a joder, no me cortaré el pelo y vestiré como me salga de las mismísimas.... tetas. Me despierto y al mirar a la lámpara de la habitación, me noto relajada y tranquila. Mis fantasmas de la noche ya me habitaron. Me levanto y enciendo mi primen cigarrillo Pall-Mall azul. Me tumbo en la alfombra persa y cierro los ojos. Mientras fumo, estoy muy triste, pero muy contenta porque soy libre, a pesar de tanta atadura. Los ecos de las palabras de mi padre aún me habitan. No puedes conformarte con lo fácil, tienes que buscar, desesperadamente, la perfección en tu escritura. Esa perfección no es posible, pero si acercarte lo más cerca que humanamente puedas. Si consigues crear un mínimo de belleza, crearás mucho amor. Porque amar la belleza es amar el amor a ti misma, que eres tu propia protagonista. Me quedaré preñada de quien sea, cuando tenga que ser. Mi marido no es capaz de preñarme, así que otro habrá. Mi hijo será mío y dentro de tres años lo llevaremos, Irina y yo, al colegio. Mi hijo será músico y si es niña, tocará el violonchelo como lo tocaba Jacqueline Du Pré. Joder, estoy como para encerrarme, pero no estoy loca. Catterina me lo dice cuando jode conmigo y le viene varias veces y me consigue varios orgasmos. Estamos locas, pero bendita locura, dice Catterina, con su acento italiano. Esta es la locura que mas gusto da, añade. El diseño de los libros que edite mi editorial tendrá un sello personal y único. Buen papel de color suave, aún no decidido, preciosa tipografía y algunas ilustraciones a lápiz que yo misma crearé. Las pastas duras y una biografía, de ocho renglones máximo, del autor o autora. Publicar cuatro libros al año de dos colecciones: poesía y relato corto. La colección de poesía se llamará: “Sangre de pluma” y la de relato corto: “Esencia de palabra”. Por lo tanto, ocho libros al año. Incluiremos un libro de poesía rusa y otro de relato, o cuento, también ruso. Si en un año todo va bien y por lo menos no perdemos dinero, crearemos una colección de novela: “El nuevo decir”. Irina, inconscientemente te incluyo en el proyecto de mi futuro y aún no se si quieres. El afinador de pianos..., el afinador... mejor lo dejo así. Volví a la cama y me acosté a la brigada de la espalda de mi marido. No haré nada y si cuando se despierte me quiere joder, que me joda, me dejaré hacer. Son las cinco de la mañana y quiero soñar cosas bonitas. Soñar, por ejemplo, que viene y que me penetra toda la noche, soñar que es un hombre como un dios, que es perfecto, aunque no lo es, tiene un año menos que mi padre y el mismo aire de ensoñación en el rostro. Mi afinador de pianos... es como mi padre y yo soy como mi hermano muerto. El vello de mi pubis necesita un buen repaso. Este domingo, Hair me lo arreglará, mientras me mete el mango del cepillo en la vulva y de vez en cuando, me succionará los pezones y yo a ella le meteré los dedos de mis pies hasta que me los empape. Son tantas cosas... pero aún así, me queda tiempo para pensar en ti, como ahora pienso, como ahora siento que eres tu el que me acaricia y me besa y me lleva a la gloria, porque... T. Q.

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