Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

jueves, 13 de marzo de 2008

T. Q. 13 de marzo, jueves.

Este insomnio en vez de quitarme la vida me la da. Las cuatro horas despierta, mientras todos duermen, me permite llevar una doble vida que aprovecho para pensar en lo imaginado. Lo imaginado siempre puede llegar a ser realidad mientras que las fantasías, al pertenecer a el mundo de lo fantástico, nunca podrán ser realidad. Bueno, mas o menos. Nunca está una segura de nada, porque lo que ayer me parecía imposible hoy ya está realizado. Esa es, quizá, la más maravillosa razón para seguir viviendo. Estoy convencida de que pronto, muy pronto, me quedaré preñada y lo voy a conseguir, aunque no sea de mi marido. No quiero que mi maternidad se convierta en una obsesión, pero tampoco quiero alejar de mi horizonte ese deseo tan íntimo e insistente, en lo que va de año y en todo el anterior. En la habitación de mi hermano muerto, paso muchas horas intentado visualizar su vida entre estas cuatro paredes. Me quedo ensimismada mirando el póster de Guns & Roses y las guitarras colgadas en la pared. Le veo cuando tocaba, junto con su grupo, la Fender Stratocaster sobre el escenario de la Sala Mirasol, o en el Galileo, o en el Moby Dick, o en la Clamores. Tuvieron mucho éxito durante dos temporadas, a partir de haber quedado segundos en el San Isidro Rock. La Ibanez Les Paul, tan bonita, la tenía casi sin estrenar cuando le pasó lo que le pasó. La Yamaha acústica era su guitarra para practicar en casa y antes había sido la española que le compró mi padre, en Contreras, cuando cumplió diez años. Mi hermano muerto era muy buen guitarrista y pudo haber llegado lejos. La vida, como ya se sabe, es muy cabrona. La tía Ruth, aquella tarde de sábado, salió de paseo y al llegar por Atocha, un soldado le preguntó donde había una pensión para pasar la noche. Ella, por lo visto, le llevó a un hostal barato de la misma calle Atocha. Según dijo, algo le debió pasar, el caso es que aquel muchacho la embaucó y estuvieron jodiendo hasta el día siguiente. Ocho días después, cuando el soldado volvía de su pueblo de Zamora para regresar a Cádiz donde, al parecer, hacía la mili, volvieron a pasar un sábado hasta el domingo, sin salir del hostal y jodiendo sin parar. Al cabo de un par de meses resultó que la tía Ruth confesó, con veinte años, que estaba preñada del soldado sin nombre ni apellidos. Mis abuelos le ayudaron y mantuvieron en secreto el estado de su criada, más que nada por el qué dirán. Una noche que se sintió indispuesta, al ir al baño, creyendo que para hacer una necesidad, resultó que tuvo un aborto natural y por lo tanto perdió a su criatura. Aquél hecho fue un alivio para mis abuelos. No quiero hablar de Luccia Benvenutti. Sigo pidiéndole los libros que voy necesitando, pero Luccia me defraudó y nuestra amistad se enfría poco a poco. No suelo usar mucho el metro, pero ayer tuve que ir a El Corte de Castellana y anoté en mi libreta esta conversación de tres chicas como de veinte años. Hablaban alto, para que nos diéramos cuenta, los que estábamos alrededor, de lo que decían: Imaginaros, me desnudo, bueno, en tanga y suje, para ponerme el uniforme y una tía que nunca había visto, insinuándose, que te comería bien, que vaya cuerpo, que esos pezones, que esto y lo otro. Toda nerviosa me apresuro a vestirme. Subo a la planta y resulta que, al poco rato, me entero de que es la jefa de perfumería. Esa se quiere enrollar contigo. Paso de tías. Pues yo me lo pensaría, dijo la otra. El caso es que es guapísima y no me quita ojo. Pues yo ya lo hice con una y me mola. No jodas, ¿Lo has hecho? Ya te digo. De vez en cuando nos líamos y mola cantidad. Una mujer sabe mas de otra mujer que cualquier tío. Dime quién es y me la tiro yo ¿Lo harías? Si me promociona ¿Por qué no? Por el interés, añadió la primera. Hay que reconocer que las de perfumería están bien buenas. Literal. Bajaron en Odonnell. La promiscuidad no es solo mía. Llevo unos cuantos días sin joder con mi marido, me estoy reservando para el afinador de pianos y se me sale el deseo, sin que me toque. Ayer, al regresar en el metro, con mis piernas cruzadas, me apretaba bien y porque me retuve que si no... pude haberme corrido varias veces. Mi madre está mucho mejor. Dice que ya no oye ruidos ni voces de ultratumba, que ahora es peor, que se imagina a mi padre liado con la dependienta de la librería de libros de segunda mano y que tiene unos celos como castillos. Escucho a Amy Whinehouse y me sorprende su gran voz, su sonoridad, su registro y el sonido perfecto de su grupo. Una maravilla. En Semana Santa estaremos en Mojácar y me excita pensar en el mar. Mi mar me espera como yo te espero a ti, porque... T. Q.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio