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miércoles, 19 de marzo de 2008

T. Q. 19 de marzo, miércoles.

La fascinación que el mar ejerce sobre mi espíritu, el comprobar que mis padres se encuentran bien y compartir con mi marido los paseos por la playa y por los montes de los alrededores, me está sirviendo de gran ayuda. No puedo decir que soy feliz, ya que, como se sabe, siempre hay pequeñas nubes grises que estorban la pureza imposible. Aquí todo es, sereno, tranquilo, silencioso, podría decirse que aquí no pasa nada, no ocurren cosas, acontecimientos, sobresaltos y así se detecta y siente. Sin embargo, no me conformo, no admito ese “no pasa nada”, porque estoy convencida de que algo pasa. Es muy posible que ahora mismo en este pueblo, tan hermoso y pacífico, alguien ha muerto, alguna mujer acaba de parir un nuevo ser, alguien, en este preciso momento, está bajo los efectos del alcohol, de la droga, de la depresión, de la enfermedad o de la desdicha. Con toda seguridad. Los que están viviendo el acontecimiento saben de su existencia. No debo hablar alto, no vaya a ser que esté tentando al diablo y de repente, surja la gran sorpresa que nace de la propia existencia. Son las cuatro de la mañana, todos duermen, el mar está nervioso, su rumor es mas ronco y sus olas más abruptas que ayer, fumo mi primer Pall-Mall azul y hago un recorrido mental por todo lo que hicimos ayer y, principalmente, por lo que hice o no hice. Empiezo por la A y termino por la Z y siempre hay algo que, por su sencillez o simplicidad, por su cotidianidad e irrelevancia, acaba siendo trascendente. Las historias de unos y otros se entrecruzan, se entrelazan y por azar, llegan a configurar líneas paralelas, casi tan perfectas que parecen la misma. Mi vida es parecida a la de otra persona que está en otro lugar. Somos parte de una gran cebolla, a medida que vas quitando capas y capas de esa cebolla, si buscas semejanzas, mas encontrarás que nos vamos pareciendo unos a otros. Siento miedo de los días tranquilos. Ayer mi marido nos hizo una paella de las que hacen historia. Maurice y mi padre fueron al mercado a comprar los ingredientes y mientras tanto, hablé con mi madre. Hoy iremos a Almería a llevar dos cuadros que le han pedido para una exposición colectiva. Le ayudé a elegir los que mas nos gustaban a las dos y los embalamos para que estuvieran preparados. Mi madre es muy especial. Siempre con una sonrisa, siempre haciendo algo, a parte de pintar, es agente libre de seguros y aunque no lo necesita para vivir, sigue activa para llegar a tener su propia paga de jubilación, para ella lo importante es tener algo que hacer. Le han propuesto integrarse en una coral. Mi vida al lado de tu padre ha tenido altibajos, como en todas las parejas. Siempre fui celosa, cuando tu padre tenía secretarias era un sin vivir. Ahora está tan ilusionado con la tienda de libros que no le digo nada e incluso le animo, pero me corroe que tenga a una chica joven a su lado. Es muy mujeriego y aunque me jura y perjura que nunca me los ha puesto, tengo mis dudas ¿Qué tal me encuentras, hija? ¿Qué tal me queda este rubio? ¿Me habré pasado? No, mamá estás muy guapa y no te preocupes, sigue haciendo lo que te gusta y no te preocupes. Eso mismo me dice tu padre, las mismas palabras. Sois como dos gotas de agua, tu hermano era mas como yo. Hicieron la paella en la barbacoa del jardín y como se levantó aire y cayeron cuatro gotas, tuvimos que comer dentro, junto a la terraza para poder ver el mar. Fue hermoso, muy hermoso. He jodido bastante, ayer, al regresar a la cama, Maurice estaba medio despierto, con un ojo entreabierto y otro cerrado, me miraba y al quitarme su camisa se empalmó y aprovechamos para joder hasta casi las once y por qué tenía que ir al mercado que si no... Aquí no ve la tele así que nos acostamos a la vez, nos pusimos a leer y al poco rato ya estábamos liados y bueno... algo extraordinario. El mar, debe ser el mar... este sabor andaluz, esta luz, este calor de la gente... Una alemana que trabaja en un restaurante, cerca de la plaza, no me quita ojo... no se yo. Ojalá estuvieras aquí.. te lo digo porque... T. Q.

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