EL CASO DE LA LECTORA DE VERSOS. IV
"La segunda noche".
Parece que he llegado a Madrid con buen pie. La gente se muestra muy amable y acogedora. He mandado una postal a casa, por lo menos que sepan mi dirección y el teléfono por si pasa algo. Estuve en el rastro con Loly, muy atenta, muy simpática. Me ofreció su ayuda para buscar trabajo y me dio buenos consejos. Comimos juntas, pagó ella con la condición de que el próximo domingo pagaré yo.
Regreso a casa un poco contenta por el vino que nos tomamos. Sigo sin soportar el calor y medio desnuda, me acuesto y duermo una buena siesta. El rastro me ha impresionado, compré el Nuevo Fotogramas del mes de Abril y un libro, muy baratos. La gente, el olor, el color, todo me hace notar como una promiscuidad, un erotismo, una natuiralidad y libertad que nunca antes había notado. Un chico, muy atento, me invitó a asistir a una reunión. Según Loly se trata de un partido político prohibido, porque, según ella están prohibidos. Me aconseja que no vaya, que no me meta en líos de política si no quiero acabar en la comisaría. Esas cosas, como lo de las sectas, la prostitución, la trata de blancas, la verdad, me dan miedo porque no tengo ni idea. Debo estar sometida a miles de peligros y no sé muy bien cuales son. Me siento como si estuviera dentro de una nube transparente donde todos me ven, pero que yo no veo nada.
Mañana tengo que ver tres anuncios de trabajo. Dependienta de una tienda de electrodomésticos, vendedora de libros y vendedora de seguros. Tengo que trabajar en lo que sea, en cuanto antes, porque el dinero se me acaba rápido. Prefiero no darle vueltas a las cosas, a ver si viene pronto la compañera de habitación y me hace compañía. Estuve tentada de entrar en un cine pero no me lo puedo permitir. Me asomo al balcón, mientras fumo un cigarro, observar, convertirme en espectadora, estar atenta a todos los detalles. Tengo miedo al futuro pero no me queda otro remedio que esperar. Es domingo... dormiré. No quiero pensar.
Sobre las tres de la mañana me despierto asustada ¿He tenido una pesadilla? Alguien se acercaba a mi cama, quitaba la sábana y se me quedaba mirando. Notaba sus ojos blancos, como de ciego, y sus manos grandes, con las uñas muy largas, con la mirada me daba ordenes que obedecía. Abrí mis piernas y me expuse... notaba unos dedos fríos como el hielo y largos como fustas... se me metían y me hacían estremecer... me arranqué tres pelos de mi pubis y se los entregué, él los metió en la boca, se acercó a mi, me besó y mis pelos volvieron a mi boca ¿Es un sueño? Sudo mucho y me noto la boca seca y el sexo mojado ¿Quién estuvo aquí? Me levanto. La puerta está cerrada. Puse la toalla junto a la puerta, si alguien entra se moverá al pisarla. Quiero saber si sueño realidades o sueños que solo son sueños. En el rastro vi cosas y ahora las revivo dormida. Tengo ganas, irresistibles, abro la puerta del armario con espejo y me abro para él, me entrego y me devuelve mi rostro hermoso cuando me viene. No debí hacerlo pero lo hice.
“Triste es la vida cuando piensa el alma,/ triste es vivir si siente el corazón;/ nunca se goza de ventura y calma/ si se piensa del mundo en la ficción”. José de Espronceda.
Parece que he llegado a Madrid con buen pie. La gente se muestra muy amable y acogedora. He mandado una postal a casa, por lo menos que sepan mi dirección y el teléfono por si pasa algo. Estuve en el rastro con Loly, muy atenta, muy simpática. Me ofreció su ayuda para buscar trabajo y me dio buenos consejos. Comimos juntas, pagó ella con la condición de que el próximo domingo pagaré yo.
Regreso a casa un poco contenta por el vino que nos tomamos. Sigo sin soportar el calor y medio desnuda, me acuesto y duermo una buena siesta. El rastro me ha impresionado, compré el Nuevo Fotogramas del mes de Abril y un libro, muy baratos. La gente, el olor, el color, todo me hace notar como una promiscuidad, un erotismo, una natuiralidad y libertad que nunca antes había notado. Un chico, muy atento, me invitó a asistir a una reunión. Según Loly se trata de un partido político prohibido, porque, según ella están prohibidos. Me aconseja que no vaya, que no me meta en líos de política si no quiero acabar en la comisaría. Esas cosas, como lo de las sectas, la prostitución, la trata de blancas, la verdad, me dan miedo porque no tengo ni idea. Debo estar sometida a miles de peligros y no sé muy bien cuales son. Me siento como si estuviera dentro de una nube transparente donde todos me ven, pero que yo no veo nada.
Mañana tengo que ver tres anuncios de trabajo. Dependienta de una tienda de electrodomésticos, vendedora de libros y vendedora de seguros. Tengo que trabajar en lo que sea, en cuanto antes, porque el dinero se me acaba rápido. Prefiero no darle vueltas a las cosas, a ver si viene pronto la compañera de habitación y me hace compañía. Estuve tentada de entrar en un cine pero no me lo puedo permitir. Me asomo al balcón, mientras fumo un cigarro, observar, convertirme en espectadora, estar atenta a todos los detalles. Tengo miedo al futuro pero no me queda otro remedio que esperar. Es domingo... dormiré. No quiero pensar.
Sobre las tres de la mañana me despierto asustada ¿He tenido una pesadilla? Alguien se acercaba a mi cama, quitaba la sábana y se me quedaba mirando. Notaba sus ojos blancos, como de ciego, y sus manos grandes, con las uñas muy largas, con la mirada me daba ordenes que obedecía. Abrí mis piernas y me expuse... notaba unos dedos fríos como el hielo y largos como fustas... se me metían y me hacían estremecer... me arranqué tres pelos de mi pubis y se los entregué, él los metió en la boca, se acercó a mi, me besó y mis pelos volvieron a mi boca ¿Es un sueño? Sudo mucho y me noto la boca seca y el sexo mojado ¿Quién estuvo aquí? Me levanto. La puerta está cerrada. Puse la toalla junto a la puerta, si alguien entra se moverá al pisarla. Quiero saber si sueño realidades o sueños que solo son sueños. En el rastro vi cosas y ahora las revivo dormida. Tengo ganas, irresistibles, abro la puerta del armario con espejo y me abro para él, me entrego y me devuelve mi rostro hermoso cuando me viene. No debí hacerlo pero lo hice.
“Triste es la vida cuando piensa el alma,/ triste es vivir si siente el corazón;/ nunca se goza de ventura y calma/ si se piensa del mundo en la ficción”. José de Espronceda.
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