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martes, 5 de agosto de 2008

UNA ASTRA Y UNA BARETTA.

Elisa Llamazares Trapiello me enseñó a usar el autobús. Según subíamos le mostró al conductor su placa y viajamos gratis. En el asiento me enseñó su carterita de piel con la placa, su denei de civil y el carnet de Policía Secreta Especial, como si dijéramos.
- Esto nos abre todas las puertas. Teatros, cines, Metro, conciertos, a todos los sitios. Alguna ventaja teníamos que tener. Tardamos diez minutos, nada más llegar a casa y tomamos un buen baño muy caliente, para refrescar a base de sudar y sudar. Estoy asfixiada, no soporto este calor. Debemos estar a treinta y ocho o cuarenta. Sabes que me estoy arriesgando contigo, te llevo a comer a mi casa, te lo cuento todo, pero espero a cambio que seas una tumba con respecto a mi, no existo, no me conoces de nada ¿De acuerdo?
- Claro, pero si tienes dudas me bajo ahora mismo. No pasa nada. Te olvido y punto.
- Me gusta que los tengas bien puestos. Esta ciudad es hospitalaria, te abre las puertas, pero a la vez es cruel, es una ciudad de solitarios, de almas muertas. La gente va a lo suyo. Ya te irás dando cuenta ¿Hace mucho que estás aquí?
- Desde el sábado.
- Joder Angie, parece que llevaras años. Vas rápido.
- No hago nada. Solo voy a lo mío, a trabajar y a trabajar. Solo eso.
- ¿Puedo fiarme de ti, Angie?
- Por mi no tendrás ningún problema ¿Por qué me invitas, por qué quieres hablar conmigo?
- Fácil. Me jode comer sola, por ejemplo. Mañana tengo que ir a probarme el traje chaqueta que me están haciendo a medida. Azul marino, chaqueta cruzada con botones dorados. Tiene que ser una talla de más porque debajo llevaré un chaleco antibalas. Me han asignado la escolta de un Altísimo Cargo. Estoy acojonada y necesito relajarme, confiar en alguien, aunque me equivoque. Será una semana al mes pero... Llegamos.
La casa estaba medio en penumbra. Elisa Llamazares Trapiello se quitó la blusa y el sujetador y se sentó en el sofá. Sus zapatos de medio tacón volaron hasta caer en cualquier sitio, se quitó los tejanos y se puso de pie. En una pierna llevaba una cartuchera de piel marrón con correas como si fuera un liguero de hombre. Sacó una pistola y la puso en la mesa de centro, en la otra pierna llevaba otra. Se quitó las bragas y me enseñó la casa completamente desnuda. Su pubis no tenía vello y los labios de su sexo muy desarrollados.
- Esta es la cocina. Vamos a comer unas delicias. Estas anchoas me las regala un tendero de Santander y este queso lo compré en Puebla de Sanabria, mi pueblo. Lo acompañamos con un clarete de Rueda, fresquito. Para comer tenemos dorada que hice anoche ¿Ves? El frigorífico siempre lleno. La diferencia entre unos trabajos y otros es esa: frigorífico siempre lleno, o siempre vacío ¿Cuál eliges? Pues esa es la cuestión. Lo demás son gilipolleces. Vamos al baño. Coge eso.
El baño era muy grande con una buena bañera. Orilla, puso unas banquetas con los platos de las anchoas y del queso y en la otra, la botella de cuello largo y dos copas. Encendió media docena de velas y un quemador de sándalo.
- Me gusta el agua ardiendo. Vamos desnúdate y entra, no te quedes ahí como una panoli. No tengas miedo no soy tortillera. Luego te enseño las pistolas, los grilletes, los anti violadores. Traéme el cenicero guapa, está donde las pistolas y apaga la luz del baño, estaremos como en un templo árabe al anochecer, cuando la luna se asoma blanca.
Se sumergió y aguantó la respiración, como si buceara. Parecía una sirena, su cuerpo es hermoso, muy hermoso. Me acordé que hace dos días que no me corro.
Allí estaban, cogí las bragas de Elisa Llamazares Trapiello en una mano y su sujetador en otra, envolví bien mis manos, para no dejar huellas y con las pistolas, una Astra y una Baretta, en cada mano... las apreté bien fuerte y... me puse delante del espejo del salón, apunté bien firme: ”Como hagas daño al hombre que no ve, te mato. Te vas a enterar, hija de puta”.
“Vuestro nombre no sé, ni vuestro rostro/ conozco yo, y os imagino blanca,/ débil como los brotes iniciales,/ pequeña dulce... Ya ni sé... Divina”./ Alfonsina Storni.

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