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domingo, 8 de febrero de 2009

MINI RELATO

11.-
Mi amigo Roberto tiene una tía monja que lleva muchos años en un convento de clausura.
Poco antes de casarse le dijo la madre, a Roberto, que fuera a ver a su tía y le dijera que tiene novia formal.
Mi amigo me contaba que sentía mucho cariño por su tía, que cada vez que iba a verla le daba estampas de santos y escapularios, que las pastas tan ricas, que hacían las monjas, se las cobraba bien cobradas, pero que en el fondo su tía era muy buena.
- Ave María Purísima.
- Sin pecado concebida ¿Qué desea? – contestó una monjita detrás del torno.
- Venía a ver a mi tía, Sor María Esmeralda, la de Jesús.
- Hombre, ¿eres Robertín?
- Si hermana, soy Robertín, aunque ya soy mayor. Ahora más bien soy Roberto.
- Pasa al locutorio hijo, que ahora salimos tu tía y yo a ver cómo has crecido.
En el locutorio las mismas tres sillas de siempre, el mismo Corazón de Jesús y las mismas rejas de hierro bien pintadas de negro. La esmerada limpieza y el más sepulcral de los silencios.
- Ave María Purísima. – Eran mi tía y la monjita que siempre la acompaña, ya que no pueden salir solas.
- Sin pecado concebida. – contestó mi amigo.
- Pero Roberto, vaya cómo has crecido. Estás muy delgado, tienes que comer más ¿Pero como llevas el pelo tan largo?
- Es como me gusta llevarlo. Verá tía, vengo a decirle que tengo novia y que pronto me casaré.
- Pues eso está muy bien. Hay que ver cómo pasa el tiempo, si hace poco eras pequeñín y mira ahora qué alto y qué guapo ¿Y tu novia es practicante?
- No tía, trabaja en El Corte Inglés.
Dice mi amigo Roberto que su tía ni le dio estampas, ni escapularios y que no sabe por qué.

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