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viernes, 9 de octubre de 2009

BUSCAR LA BELLEZA

La felicidad es un rasguño de la vida que te escuece y te da placer, parecía sentir la pequeña Lena cuando, como si fuera la niña más feliz de la tierra, se acostó al lado de su amiga preferida, la Pintora, la Artista, la Increíble Nueva Amiga, Leo. Se sentía tan pequeña, tan poca cosa, tan nueva en las cosas importantes de la vida, que allí justo al lado, casi rozando el cuerpo y la respiración de la otra, la mujer, se sentía como en la gloria. “Me deja estar a su lado mientras piensa ¿Existe felicidad semejante?”
Recordaba, la pequeña Lena, alguna otra ocasión en su vida en la que se había sentido tan plenamente dichosa, que pensaba que ninguna de sus amigas, de sus compañeras, de sus conocidas, ninguna persona de su entorno social, sabría jamás lo feliz que en ese momento determinado pudo ser y fue. Un día se metió en un autobús al azar y se dejó llevar hasta la última parada. Al final del recorrido se encontró envuelta en una maraña de gente que iba por un camino muy ancho y preguntó: ¿Adónde vais? Al concierto ¿Qué concierto? Al concierto de Ketama ¿Qué concierto va a ser? Me dejé llevar por el río de la gente y cuando me quise dar cuenta estaba en un parque enorme donde habían dispuesto el escenario más grande que yo había visto jamás. De repente empezaron a sonar cohetes y bombas. Unos maravillosos fuegos artificiales vistos en primera línea y yo sola, completamente sola, a las afueras de Vallecas, en un parque de Vallecas. Aquellos fuegos eran maravillosos en medio de la noche estrellada de una noche de agosto y cuando se acabaron los fuegos se encendieron las luces del escenario y empezó la actuación de Ketama. En mi vida había sentido aquél tipo de emoción. No se cómo me las arreglé pero conseguí estar apoyada en el mismo escenario, pudiendo tocar con mis manos, si hubiera querido, los zapatos del cantante, que me parecía guapísimo y que cantaba como los ángeles. A la segunda canción una chica de mi edad me pasó un porro y yo le di una calada y luego otra y el concierto era maravilloso y yo allí, sola en medio de toda la gente. Hacia la mitad del concierto un chaval desconocido me invitó a beber de su bote de cerveza, bebí dos tragos y empecé a sentir más allá de lo normal. Pensaba yo que no existía nadie más feliz que yo en el mundo. La chica se acercó y me dijo al oído que si quería ir a follar con ella y con sus colegas. La miré y la dije que si, que iría, que esperaran a que se terminara el concierto. Me vino la lucidez y me arrimé a una pareja de casados que llevaban un niño como de nueve años y les dije que si me dejaban estar a su lado, que estaba perdida. Coincidió que aquellos desconocidos tenían coche y vivían en Embajadores y me trajeron justo hasta Mariano de Cavia. Cuando llegué a mi casa eran las tres y media de la mañana. Mi madre me esperaba despierta ¿De dónde vienes a estas horas? De ver a Ketama, que era gratis y fuimos los del colegio. Vete a la cama y para otra vez avisas, que ya estaba a punto de llamar a la Policía. Mañana hablaremos tu y yo muy seriamente. Y me metí en la cama y me zumbaban los oídos por haber estado tan cerca de los bafles del escenario. Me dormí en seguida y esto que cuento ahora, jamás se lo conté a nadie. Me sorprendo a mi misma, como ahora estar así vestida, al lado de una mujer desconocida antes de ayer y hoy ya es más amiga que las que haya podido tener jamás. Me voy a desnudar. Quiero sentir en mi cuerpo la brisa que produce su respiración. Si me atreviera, me acurrucaría a su lado y me quedaría dormida, pegada a su piel, pegada a su abrazo... ¿Me convertiré en alguien que odiaré toda mi vida?
El Arte no puede hacer daño. Mi maestra nunca me hará daño.
- Lena.
- Qué.
- ¿Por qué te has desnudado?
- Porque tengo calor y me apetece ¿Has terminado de pensar?
- No, de pensar nunca se termina.
- ¿Puedo quedarme contigo toda la noche? Me duele ir para casa.
- Quédate si quieres. Mañana a las nueve sacamos los perro al Retiro.
- Vale ¿Puedo acurrucarme a tu lado y abrazarte?
- Si. Ven. Abrázate y pon tu pierna entre las mías. Quieta así.
- Leo...
- ¿Qué?
- Eres muy guapa y muy buena conmigo.
- Calla ¿Quieres ser mi niña pequeña?
- Si
- Toma.
- Si.
- Tenemos la noche para buscar la belleza entre los poros de la piel.
- Si.

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