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viernes, 23 de octubre de 2009

Lo estaba deseando.

La pequeña Lena se viste lo más rápido posible y baja a la calle con su bolsa de Breska donde lleva su mejor vestido, su mejor conjunto de Women Secret y su pequeño neceser de maquillaje. Camina ligera por la acera de la sombra porque el calor es insoportable. Los termómetros de la calle marcan 43 grados que parecen muchos más. Casi no se ve un alma, casi no pasan coches, las calles están desiertas. Reconoce que en agosto da gusto estar en Madrid y lamenta que esta tranquilidad no se pueda disfrutar siempre.
En la puerta de Mercadona espera su amiga Leo con una larga lista de compra. Se dan un besito en los labios y entran tan contentas en el super. Mientras van mirando las cosas de las estanterías, hablan y hablan. Leo dice que está más tranquila con respecto a su marido, que anoche hablaba con su madre porque le había dado un mareo y la llamó para ver qué tal se encontraba, que también es del parecer de que no suspenda la fiesta de la noche y que esté confiada en que va a ser todo un éxito.
- Mi marido lleva muy bien sus gestiones sobre el proyecto ante la Xunta y me anima a que siga con la fiesta y con todos mi proyectos. La verdad es que debo sentirme satisfecha de tener un marido tan atento, que me quiera tanto, que me mime, que me admire como lo hace él. Me siento tan enamorada. De no ser por él no se qué sería de mi.
- ¿Le contaste que me has conocido y que me hiciste lo que no está en los escritos toda la noche?
- Esas cosas no se cuentan. Lo que hagamos tu y yo es cosa nuestra, es nuestro secreto.
- No entiendo cómo estando tan enamorada de tu marido pierdes el tiempo con una chica tan poca cosa como yo. No lo entiendo, la verdad.
- ¿Entiendes que compre plátanos y calabacines para nosotras? ¿Entiendes que necesite sentir lo que el Arte me pide? ¿Entiendes que te necesite para que me ayudes? Si no lo entiendes no sé qué pintas aquí y por qué traes tu vestido de Breska.
- Eso digo yo ¿Qué hago yo contigo? Me voy a ir, no tiene sentido que nos liemos de esta manera.
- Tienes razón. Vete por la sombra.
- ¿De verdad quieres que me vaya?
- No seas niña pequeña de tres años. Quiero que te quedes hasta mañana, hasta el amanecer. Pero no te lo pediré. Hoy te enseñaré el taller donde pinto, allí comeremos y trabajaremos. Hacia las siete sacamos a los perros, sobre las ocho preparamos los canapés y los licores y sobre las nueve vendrán los poetas, los galeristas y una posible sorpresa. A lo mejor viene la secretaria del Concejal de Cultura del Distrito y su amiga. Mira, mi pequeña Lena, vamos a comprar esta botella de licor de hierbas ibicenca, me encanta su cuello tan largo. Te gustará.
- Todo el mundo te mira, a todos les gustas ¿Por qué me quedo si en realidad lo que quiero es irme?
- Porque eres inteligente, muy inteligente. Sabes que ahí fuera no hay nada que te interese y conmigo aprenderás Arte y muchas más cosas. Eres lista y sabes que te gusta ser zarza. Esta noche triunfarás y tendrás a tus pies más de lo que te imaginas. No seas tan exigente contigo misma y date fiestas a tu intimidad. Conmigo no te faltarán sobresaltos. Siempre podrás avanzar o retroceder, porque eres libre de atarte a mi correa a o de soltarte. Tu verás ¿Quieres que te enseñe cómo se siente el Arte?
- Si.
- Pues déjate y lo sentirás. Mañana iremos de Exposiciones y te expondré a alguien. Verás algo increíble. Ahora concéntrate en mi ¿No ves que te necesito?
- ¿Para qué?
- Para que me sirva de ti y que te dejes, definitivamente. Esta tarde te bautizaré para que quedes marcada a base de bien. Sabrás lo que es bueno y para cuando llegue la noche ya habrás llegado al cielo varias veces ¿Quieres mi pequeña Lena?
- Si quiero.
Cargadas con cuatro bolsas bien llenas, cada una, se dirigieron a la casa de Leo. En el ascensor, Lena no pudo evitar dejarse besar porque lo estaba deseando, como se desea desayunar poco después de despertarse. Necesidad biológica.

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