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miércoles, 9 de diciembre de 2009

HABITAS CONMIGO

Hay amaneceres de pies tumefactos
y garganta seca como lija de carpintero.
Si supieras que cojeo ligeramente
y que ante el espejo hago preguntas:
¿Por qué letra empieza tu nombre?

En mi conciencia relampaguean
las mismas zozobras de entonces
y no puedo hacer nada por evitarte.
Pondré a hervir palabras malgastadas
para que renazca la Belleza: tú.

Sería prudente dejarlo como está,
retroceder al pretérito sueño y paralizarse,
quedar en nada y dormir sin respiración.
No es extraño que falte salud y sobre tiempo
ante tanto deterioro de rótulas abrasadas.

Si te fijas en los aledaños de cuando niño,
encontrarás privaciones y periódicos atrasados.
Poco después, resucitó el deseo, el ansia
de piel de otra, de la que nunca tuve.
Como mucho, cartas de una desconocida.

Para qué referir el balance del viaje
si sabes de la infinita ausencia de la madre,
la herrumbrosa soledad de caminante
hinchado de tristeza como grano de centeno.
¡Abunda escasez de lo hermoso!

Bajo tanta negrura, no te fías de nadie
porque sospechas de su próxima negación.
Es más útil recurrir a la máscara
del celeste cuerpo desnudo de la joven
inexperta que sonríe relámpagos.

Al menos sueñas, recibes la confortable
falsedad del placer que es pan para hoy
y puedes mantener el tipo que conviene.
Cada etapa de la vida tiene su silencio
y su consecuencia de tortuosa tortura.

No hay forma de alegría, ni pistola
que asesine este paroxismo de estruendos
sin éxito, después de tanta pérdida.
Bien que lo dije. Avisé antes del beso,
antes de la entrega y te acurrucaste feliz.

Sentado junto al río esta luminosa tarde,
lancé cantos al cauce y descubrí círculos
concéntricos que descifraban el secreto
de mi vida. Mi piel se hizo agua,
y mi cuerpo cántaro de fortaleza.

Me afianzo a la fuerza de los hombres
para sajar la gangrena de la vida
y amarrado al resistidero, recuerdo
a mi madre besándome en la frente
a modo de jarabe para el corazón.

Cesará el huracán de mi infancia
y la normalidad me hará fuerte.
En las noches de insomnio volverás
a ser la reina y dejaré de gritar
mientras sueño que me llevan.

No ando solo, habitas conmigo.

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