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martes, 5 de enero de 2010

X..- The Tunicia Group.

Los enigmas de la mente, los misteriosos recodos con que se adornan los pensamientos, las infinitas posibilidades que me ofrece la vida real, no son comparables con la inmensidad del sentimiento profundo, como un abismo, que siento por el hombre desconocido. No existe lógica que justifique la aparente locura de amar, tan profunda y sinceramente, como amo a esa persona que yo vi, triste y desolado, deambular por la avenida y al que regale un paquete de tabaco, un Pall Mall rojo y que al recibirlo y decirme “gracias guapa”, taladró mi conciencia y habitó en los recónditos pliegues de mi alma, hasta la eternidad. El que ama necesita tener a su lado a su amor elegido y mi amor sé bien que es y será, para toda mi vida, el hombre desconocido. Puedo llegar a tener cientos de pretendientes, docenas de amantes, tres o cuatro novios y hasta un marido o dos en el resto de mi vida. Pero sé que únicamente amo y amaré a la persona que yo se que es Él.
Así pensaba cuando en el viaje a lomos de la Harley Davison de mi nueva amiga, Patro, nos dirigíamos, eufóricas, sobre todo yo ante la nueva y emocionante experiencia. Mi padre tuvo durante muchos años una Sangla de 250 cc. y la vendió el día después que en una caída, en el Paseo de Recoletos, se hizo un refregón en el codo y al llegar a casa, dijo que lo sentía mucho, pero que vendía la moto y que jamás volvería a montar en una y no prohibió, a mi hermana y a mi, pensar en motos y más aún, que montara en las de mi amigos.
Mi padre ya ha muerto y ahora pienso comprar una chopper Triumph de 500 cc, cuando el negocio me vaya lo suficientemente bien. La adrenalina, la emoción, las sensaciones recibidas en la moto, me hicieron renacer algunas sensaciones que han revolucionado, de forma sutil, algunas determinaciones de cara a mi futuro más inmediato. Me sentí tan feliz que nunca jamás olvidaré la experiencia.
Al llegar al kilómetro veintitrés, creo, nos desviamos por una carretera muy estrecha que daba a un camino sin asfaltar y al poco momento, nos encontramos con unos terrenos sembrados y en el centro, un pequeño bosque de chopos y dentro de ese pequeño bosque una verja de hierro que rodeaba a tres parcelas de casi una hectárea cada una, y en uno de ellos estaba la gran sorpresa.
Nos abrieron la cancela por la que llegar hasta las puertas del edificio de ladrillo visto, con arconadas y puertas de gran tamaño y claveteadas con similar diseño a las de los caserones castellanos. En el jardín que precede a la casa, había aparcadas otras siete u ocho Harley Davison y en una pequeña praderita pastaban tres caballos y un potrillo. Curiosamente dentro de la parcela y como para ocultar la propiedad edificada, centenarios pinos se izaban al cielo con majestuosa presencia. Las cónicas piñas que adornaban el suelo habían sido recogidas y ahora servían para animar y perfumar el fuego según se iba destilando la resina.
Al bajarnos de la moto mi amiga me abrazó y levantado la visera del casco me dijo al oído que me hiciera pasar por tío, que no me quitara el casco. Así lo hice y cuando los que estaban en la casa salieron, tan contentos a recibirnos, ella me presentó como su novio. Me abrazaba por la cintura y con el casco aún en la cabeza, yo hacía que le besaba. Todos se quedaron sorprendidos cuando, a cámara lenta, me fui despojando de mi máscara.
- Os presento a mi nueva amiga, Patricia. Una encantadora joven, artista de la decoración y las reformas. Si alguna vez hacéis obras en casa, no dejéis de llamarla. Es una intrépida nueva empresaria. Me imagino que habréis hecho los deberes. Vamos al grano y luego tendremos tiempo de comer y beber. Os traigo el arreglo para tres temas nuevos así que tenemos trabajo para hora y media.
Un grupo de niños jugaban a sus cosas, unos con el ordenador, otros con videoconsolas y una niña, muy pequeña, jugaba con su osito de peluche.
Los dueños de la casa, un matrimonio muy simpático, que tienen una pequeña cadena de restaurantes, enseguida me animaron a que no fuera tímida y a que me integrara en el grupo. Había otros seis hombres y tres mujeres, una de ellas embarazada de unos meses y todos en grupo, dejamos la casa principal y nos dirigimos a una construcción independiente. La mitad son las caballerizas para los caballos y la otra mitad, que en su tiempo había sido cuadra para vacas, ahora se había reconvertido en una sala enorme de ensayo. En un escenario, de medianas proporciones, estaban colocados los instrumentos musicales. En el centro una batería reluciente y preciosa. A la derecha tres bajos, uno clásico de jazz y otros dos, un Fender y otro sin marca. A la izquierda un piano eléctrico y sobre él un teclado Cassio RJ800. Cerca del piano dos guitarras eléctricas, una Fender y una Gibson de jazz. Por último, dos saxos y en el suelo, en su estuche, una flauta travesera. Todo el local, perfectamente decorado como si fuera un estudio de grabación. Posters, discos de vinilo, instrumentos fuera de uso y una máquina de discos, antigua, y funcionando, de los que se ponían en marcha con monedas. Quedé tan gratamente sorprendida que no podía por menos que sentir mis ojos a punto de la lágrima.
- Te has quedado paralizada. - Dijo Chema, el dueño de la casa- Tranquila somos todos muy normales y lo único que queremos es que te sientas a gusto. Ya nos irás conociendo.
- ¿Qué te parece la sorpresa?
- Qué me va a parecer, Patro. Que me he quedado de piedra y sin palabras.
- Pues tranquila. Dos horas de ensayo y dos horas de conversación y cena. Sobre las once estaremos de regreso. Se ha quedado buena tarde y verás como lo pasas bien.
Patro se subió al escenario y como uno de ellos, que no me acuerdo de su nombre, ya había encendido los amplificadores Marshall, con un micro en la mano probaba voces y dijo: Compañeros y amigos del grupo de muy próximos éxitos. Dos noticias: “The Tunicia Group“, o sea, nosotros, tiene cinco actuaciones confirmadas: dos a finales de Enero y tres en Febrero. La otra noticia: mi nueva amiga, la chica alta y morena que ha venido conmigo, Patricia, a partir de ahora pasa a llamarse Patty y se integrará como ayudante, aún no se sabe como, pero nos ayudará. Un beso para todos y empezamos con los ensayos. El primer tema es sencillo, Do - Fa- Sol- Do. Ok? Repito: Do - Fa - Sol - Do.
Percibí el aliento de la música en mi alma y un ligero estremecimiento me recorrió por la espalda. Cada día una sorpresa o, para mejor decir, cada día un milagro.

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