XVII.- Me cachis en la mar.
La lumbre. La lumbre, ella y yo, juntas, a las tres de la mañana y no recordar momento más agradable que este. Todos duermen menos nosotras. La lumbre. Estar juntas, tocándonos como verdaderas amigas al lado de la chimenea. Cualquiera que nos viera pensaría que entre nosotras existe una verdadera historia de amor y no es así, porque ya no creo en las grandes palabras sin no son referidas al hombre desconocido.
Cuando hice el viaje a Nueva York pensé de quién despedirme y no encontré a nadie que se mereciera el gesto. Fui, viví allí seis meses, volví y nadie se preocupó de si estuve bien o mal. Pensaba tantas cosas que sólo el sonido de un mensaje en el móvil me hizo abrir los ojos. Ya lo miraré más tarde y ella, medio dormida, me preguntó si tenía novio o algún amigo especial y dije que era publicidad de movistar, que solo me tenía a mi y me bastaba.
- Vamos a la cama, cariño.La habitación tenía una terraza muy grande desde la que se veían las cuadras de los caballos y la sala de ensayos. A través de la ventana se veía una noche negra como suspiro de etiope. La cama grande y una mesilla con un flexo que encendimos. Mi lado siempre es el de la derecha. Quedarme en pantys y blusa camisera y ponerme a mirar la pared y echar de menos un espejo. Cuando me miro al espejo me siento acompañada y a veces me sonrío a mi misma y me parezco menos imperfecta. No hay espejo, ya digo.
- ¿No tienes ganas de hablar, cariño?- No.
- ¿Estás cansada?
- Si.
- ¿Quieres dormir?
- Si.
- Que tengas felices sueños. Vigilaré para que nadie te haga daño ¿Te importa si te abrazo?
- No.
- Patricia.
- ¿Qué?
- ¿Sabes una cosa?
- No.
- Que me gustaría ser hombre para penetrarte y hacerte el amor toda la noche.
- Pero no lo eres. Hasta mañana.
- Hasta mañana cariño ¿Cuando te despiertes me puedes mirar a ver si tengo bultos en el pecho?
- Vale, pero ya te digo que no tienes nada, son aprensiones tuyas. Olvídate de ese tema y si dudas, vete al médico el lunes. Me gusta oír como llueve ¿No duermes?
- No. Tal vez contra la mañana. Mi insomnio me viene bien para pensar. El insomnio es tiempo que le robo a la muerte.
- ¿Piensas mucho en la muerte?- Si, mucho. Por eso quiero quedarme preñada del hombre desconocido, para que mi hijo se quede con todo lo mío y me cuide hasta que me tenga que llevar a la residencia, si es que no me muero antes. Lo tengo todo pensado.
- Hasta mañana, Patro. Se me cierran los ojos.- Hasta mañana preciosa. No te puedes ni imaginar lo bien que me siento a tu lado y tenerte abrazada y sentir en mis piernas el tacto de tus pantys me está volviendo loca.
- Hasta mañana.- ¿Sabes una cosa?
- ¿Qué pasa ahora?
- Que me gustaría que fueras hombre para que me penetraras.
- Se acabó la conversación. Estoy muerta de sueño, compréndelo.
- Comprendo que no todos somos iguales gracias a dios. Hasta mañana, cariño. Hasta mañana, cariño. Ni puñetero caso, está dormida. Hay dos clases de personas: las normales y las que padecemos de insomnio. Había una vez un circo... me cachis en la mar.
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