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viernes, 22 de enero de 2010

XXI.- Me imaginé desnuda.

Carezco de talento para expresar, claramente, lo que sucede de forma natural en mi superficie y mucho más, evidentemente, para aproximarme a lo que entiendo como sobrenatural, como mágico y misterioso, que sucede en lo profundo de mi ser. Con imperfectas líneas trato de explicar lo inexplicable ¿Cómo se puede querer tanto al que se ama sin conocerle? ¿Cómo expresar sentimiento tan sublime tal que reguero de sangre derramada del cáliz de lo místico? Nadie sabe lo que una lleva por dentro. Nadie sabe que existen cilicios que presionan mi corazón cada vez que respiro y sangro por dentro deseos de que venga, me penetre, me fertilice y que se quede o que se vaya. Venga, por dios.
Tampoco es fácil describir las sensaciones que produce la frescura del clima en el día soleado y cuando las mujeres de la casa y yo vamos a caminar, una especie de alegría interna me sobrecoge porque el campo, el paisaje, el olor de los pinos nevados, la belleza de los regueros corriendo por los laterales del camino y pensar en la primavera que será especialmente fértil en flores y en cánticos de pájaros. Los caballos, es decir, el caballo y la yegua, pastan tranquilamente en los trozos de hierva que la lluvia ha limpiado de la nieve caída anoche y entre ellos, el potro, mi potrillo “Distinto“, que no deja de mirarme ni un segundo. Es tan bonito y tan tierno, tan perfecto en su estética de auténtica raza y ... me emociona pensar en que, tal vez, él me comprende y sabe de mi más que yo. Por eso le atraigo y me atrae ¿Cómo explicar lo inexplicable?
El paseo resulta muy agradable y entre todas llevamos una animada conversación sin trascendencia, pero que sirve para ir detectando las maneras de ser de cada una de nosotras. Se que me miran como si fuera intrusa pero favorece algo el hecho de que se piensan que soy la novia de Patro. No dejan de tirar indirectas y yo no estoy en condiciones de rebatir rumores de nadie y menos en defender mi relación con Patro o con quien fuera. Cada una es libre de hacer con su cuerpo y con su alma lo que crea oportuno.
Elizabeth es la más próxima a mi y con la que mejor congenio, no es extraño, por tanto, que nos procuremos la proximidad. Ella se deja retrasar y cuando no nos oye nadie, hablamos de nosotras.
- ¿Por qué me mandaste ese mensaje?
- ¿Que mensaje. Yo no te mandado ningún mensaje.
- ¿No eres tu Elizza?
- No me jodas ¿A qué hora te llegó?
- Creo que eran las tres menos cuarto de la madrugada, aunque no lo leí hasta las siete, más o menos..
- Joder, vaya metedura de pata. - levantando la voz se dirigió a las compañera que iban delante: Oye, chicas, que nosotras nos quedamos a fumar un cigarro junto al puente del río. No tardéis en volver que estos tíos querrán comer un aperitivo sobre la una. Ya les conocéis.
Nos sentamos en el pretil de la derecha del puente del río que llevaba mucha agua, cristalina y sonora como un Stanway & Songs. Sacó su paquete de Winston rojo y un Zippo con la cabeza grabada en relieve de un indio sioux. Me ofreció y cogí, me dio fuego y encendí el cigarrillo.
- Le he robado, para hoy, solo para hoy que estás tu, el Zippo a mi marido. Me encanta su llama, su olor a gasolina y su sonido al cerrar la tapa y me dije, le gustará a Patty, porque Patty aprecia mucho este tipo de detalles ¿verdad que si? y... una piensa tanto en las cosas que ni te imaginas. En realidad ese mensaje no era para ti, aunque lo pudo haber sido, ya que he pensado mucho en ti. El mensaje era para P. A.
- ¿Quién es P. A.?
- Mi amante y posiblemente el padre de la niña que llevo en la tripa. Tengo dudas de si estoy preñada de mi marido o de mi amante. Me da igual, sea de quién sea, será mi niña preciosa. No te sorprendas, porque hay muchos casos como el mío ¿Me lo reprochas de alguna manera?
- No mujer. Tu sabrás lo que andas haciendo con tu vida. Es cosa tuya y no soy quién para juzgarte.
- Me alegra que lo digas así. Es un detalle que significa mucho y dice qué clase de persona eres. Quiero hacerte una proposición que se que te va a parecer una locura, pero he proponértelo. Me gustaría que antes de que yo de a luz tu te hayas quedado preñada.
- Estás loca y perdona que te lo diga. No tengo pareja, ni novio ni nada que se le parezca y jamás he pensado en ser madre.
- No te preocupes. Solo es una proposición, una sugerencia. Ya hay tres mujeres que han aceptado y harán lo que les dije cuando cumplí los cuatro meses de gestación. La cadena de fertilidad está asegurada y me gustaría que tu fueras otro eslabón. Ya te iré explicando ¿Te parece bien?
- No cuentes conmigo. Soy muy joven para ser madre y tengo mucho trabajo. Imposible, es imposible. Lo siento.
- No digas nada a nadie. Mi secreto es mío y te lo cuento porque te quiero. Tu verás lo que haces. En cuanto a mi, explicarte que soy la mujer más feliz del mundo. Mañana a medio día le veré y le contaré las que ya han aceptado y le haré muy feliz. Desde que le conocí en la Maternidad, cuando tuve a mi primera hija, no hago otra cosa que luchar por que sea feliz y hago todo lo que me dice.
El trastorno emocional que me produjo la conversación con Elizzabeth, rebotó en mis entrañas y necesité un segundo cigarro para imaginarme preñada del desconocido señor Armando. En el cielo, las nubes sonreían a la luna blanca, que las miraba por encima, y me imaginé desnuda... y preñada.

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