Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

lunes, 20 de julio de 2009

NO TODO ES ORO LO QUE RELUCE

IX
En el hall de entrada al Teatro Príncipe ya había gente, aunque no mucha. En la taquilla Praxila preguntó por M y entregó nuestras entradas - invitación. Como aún faltaba algo más de media hora para que empezara la representación, la taquillera dijo que iba a avisar para que alguien nos acompañara hasta el despacho de M.
No dejaba de sorprenderme la facilidad con la que Praxila se relacionaba con todo tipo de personas ¿Cómo imaginar que pasaríamos al despacho de la actriz principal?
Las miradas de fuego que mi amiga me dedicaba eran tan fulminantes, tan cegadoras, que me dejaba desarmada.
- Estás preciosa. Mis amigos y amigas querían conocerte pero hiciste bien en salir a fumar. Te quiero sólo para mi. Por cierto, ¿estás tomando la píldora?
- Tengo un diu desde hace años. Cuando nació Sandra, mi hija pequeña, me lo puse y hasta hoy.
- Así me gusta. Mujer precavida vale por dos. Llevas el vestido todo arrugado por detrás, no sé si lo sabes.
- ¿De verdad? Habrá sido cuando me apoyé para fumar.
- Será de eso. Me gustaría comerte ahora mismo ¿Sigues mojada?
- Si. Sigo.
Un señor que hacía las funciones de conserje, de portero y un poco de todo, nos avisó de que le siguiéramos.
El Teatro, como edificio, como local de Teatro es de tipo medio en cuanto a extensión, de estilo renacentista, principios de siglo, creo, los palcos, la platea, el anfiteatro, etc; recuerdan a los franceses, a los italianos, al Liceo de Barcelona, aunque, eso si, más pequeño. Sólo están encendidas las luces de seguridad por lo que todo estaba casi a oscuras. El conserje nos guía hasta un pasillo donde pone un cartel con una flecha: Camerinos.
A la puerta del camerino principal, nos espera, muy sonriente, M, la actriz protagonista y coproductora de la obra.
Como conoce personalmente a Praxila, parece que bastante bien, casi todo lo habla con ella. Se limita a preguntarme que si soy la admiradora de internet. Ellas hablan y hablan y yo escucho y escucho. En una mesa aparte, tiene tres bandejas, dos con canapés riquísimos y otra con pasteles deliciosos. Como nos invita e insiste y tengo más hambre que un maestro escuelas, como y bebo un poco de vino de Madrid, buenísimo. Praxila me mira como diciéndome que tenga un poco de reparo. Yo alo mío, a los canapés. M, me ha desilusionado, demasiado subida en el pedestal, demasiado cursi, demasiado gilipollas. Así que canapés y pasteles y que se joda y el vino que no falte. Me vendría bien una buena borrachera.
La obra, según dicen, es un éxito de público y crítica pero, por lo que yo vi, había muchos huecos entre las butacas y la mitad de los que estábamos, con invitación. Me gusta el teatro, incluso me gusta mucho, pero o no era mi día o el de ellas. Me jode ese falso feminismo, ese abanderamiento tópico, para hacer negocio.
- Praxila
- ¿Qué?
- ¿Nos vamos?
- No podemos. Nos ha invitado M a una fiesta que celebran en Kapital al terminar la función.
- Pues salimos y nos presentamos a la fiesta. Tengo ganas... de estar contigo.
- Cuando cuente tres sales y me esperas a la puerta. En diez minutos salgo yo.
En la puerta fumo un cigarro y observo detalles. Por ejemplo que enfrente, encima de unos cartones duerme una mujer joven. El pelo revuelto y descuidado, las manos negras de tan sucias. Un carro de la compra cerca y unos zapatos embarrados junto al oído. Con esta ya son dos indigentes que veo. Al otro le vi en la puerta del C.B. A. Parece ser que ése vive, de hecho, en un una de los huecos de la fachada del que fue Hotel Suecia.
No todo es oro lo que reluce en Madrid. Según subíamos por la calle Los Madrazo, no se si Praxila, se daría cuenta, pero vi cómo una pareja, chico y chica, muy jovenes, se fumaban una china dentro de un Ford Fiesta matricula SO-.....AB
Me tocan la fibra estas cosas tan terribles y cuando veo esa miseria, esa pobreza, esa injusticia de la vida, no puedo por menos que acordarme de mi hijo Luis Miguel, que es el mayor ¿Qué estará haciendo mi Luismi? ¿Estudiará lo que le dije? ¿Qué hará mi niño del alma, Jorge, la ternura y la belleza de un querubín? y mi niña, la niña de mis ojos, la niña de mi alma, Sandra, ¿Qué estará haciendo mi Sandrita?
Santiago, mi marido, supongo que estará bien. No se le ha ocurrido ni llamarme a ver qué tal estoy, qué tal llegué, que tal me encuentro. Le importa un huevo lo que haga, lo que me pase. Pues que le den mucho por el culo, ya que él se olvidó de darme a mi. Paso.
Esta vida es una puta mierda. Si no fuera por mis...
La noche me acerca al infinito.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio