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jueves, 20 de agosto de 2009

EL TRÉBOL DE CUATRO HOJAS

XV
El trébol de cuatro hojas.

La confesión por parte de mi nueva amiga Lara, me sorprendió ¿Cómo imaginar que una persona que tiene todo en la vida no es feliz? Es guapa, joven, dinámica, sonriente, habladora por los codos, inteligente, parece tener un buen trabajo y sin embargo, dice que se considera desgraciada.
En eso pensaba mientras se iba desnudando, poco a poco, y colocando su ropa en la silla con delicadeza. Entre las dos apartamos la colcha para que no se arrugue y abrimos las sábanas fresquitas. Huelen a laurel, dijo Lara. Necesito una toalla para ponerla debajo, no quiero manchar la sábana.
Sobre la mesa escritorio, una mesa grande de despacho años veinte, aparte de algunos libros y cuadernos de estudio, tenemos unas botellas de coca-cola de cristal. Carmen trae de su trabajo toda la coca-cola que le parece. Como a ella no le gusta, soy yo la que la bebe. Lara se está colocando, desnuda, en la cama y espera que yo me ponga a su lado. Abro dos botellas y le ofrezco una.
- Gracias Esmeralda. No soy muy de coca-cola pero como me invitas la tomaré a tu salud ¡Qué buen tacto tienen estas sábanas y me encanta el olor!
Como sólo hay un cenicero, me siento sobre la cama, al lado de mi amiga. Encendemos el cigarrillo Paxton mentolado y fumamos, curiosamente, en silencio. La bebida no está muy fría pero se agradece. Traguitos pequeños y de vez en cuando una chupada al cigarrillo, exhalar el humo y quedarse mirando como se deshace. El humo... dios mío, cómo es posible que mi hombre-dios no me haya dejado una nota con su dirección. Cómo es posible que mi hombre-dios, con lo que decía que yo, su mujer blanca más hermosa de la tierra, suponía para él, que no haya tenido el detalle de decirme adiós. Adiós para siempre, mi amor. Y... sólo con pensar en el padre, se me mueve el hijo, se nota que cuando pienso, el hijo mío, me responde diciéndome: tranquila mamá que yo estoy contigo. A esa pared le vendría bien un par de cuadros de Gustave Klimt o de... Zobel. Cuando cobre, compraré litografías enmarcadas. Este Paxton es una delicia...
- Me encantan estos silencios. Es la primera vez que tu y yo estamos en silencio, Esmeralda. Cuánto daría por conocer la diezmillonésima parte de tus pensamientos. Tus reales pensamientos, no los que me puedas decir que tienes. Porque piensas más allá de lo que dices, incluso más allá de lo que sientes. Curiosamente no me has dicho que tengo un cuerpo precioso, ni que mi desnudez te excita. No, tu no. Tu piensas en mi más de lo que piensas, incluso me atrevo a decir que no sabes que nos queremos, porque lo sabes... nos queremos más allá de nosotras mismas... aunque jamás lo digamos. Tu eres mi amiga del alma y lo serás eternamente, aunque luches por no reconocerlo. Tu eres... mía sin serlo y yo tuya cuando quieras. Si quieres puedes poseerme que sabes que no me opondría... Me dueles, Esmeralda.
- Lara ¿Por qué dices esas cosas?
- Porque las siento. Aunque no me mires sé que me miras, sé que me deseas lo mejor, porque me aprecias, me estimas, me amas a tu manera, pero me amas como yo a ti también te quiero. Hace tres meses tuve que dejar al hombre de mi vida. Fue mi hombre durante cinco años, se dice pronto, y un día me dijo que le gustaría que yo no fuera tan negra, tan morena, que estaba cansado de mi maraña de pelo negro, que necesitaba a una rubia. Que me tiñera de rubia. Después de cinco años dice que me tiña de rubia ¿te imaginas? Yo de rubia, ni hablar. Una amiga le vio con una pareja, ella rubia y él un gitano del mundo del flamenco. Resulta que está liado con los dos... ¿Crees que hay derecho a esto después de cinco años de estar pegados uno al otro, día y noche, follando como locos a todas horas... pero ahora un porrito, ahora otro, ahora otro... así que se le fue la olla y ahora está, el amor de mi vida, está con una mujer rubia y con un hombre moreno... y yo... trato de escribir, pero escribir duele. Escribir es sufrir... así que cuando te veo con la botella en tus labios me digo: quiero ser botella de coca-cola... quiero ser el roce de tus labios para que bebas mis palabras y tragues mi esencia de mujer... Ahí vestida y yo aquí, desnuda, hacemos la más hermosa escena de amor y muerte. Porque yo quisiera morirme en este instante y quedarme petrificada junto a ti... y dentro de mil años que nos descubran y sepan que dos mujeres se amaban sin que se lo dijeran.
- Lara.
- ¿Qué?
- ¿Algún día me dejarás que te peine ante el espejo?
- Si. Siempre que quieras, cuando quieras y como quieras. Pero me tienes que decir qué te preocupa... por qué tus ojos siempre están tristes como un desierto sin un triste cactus... tu sufres mucho, te pasa lo que a mi... ¿Qué te preocupa?
- Que no tengo ropa ni dinero para comprarla ¿Cómo voy a llevar al trabajo siempre el mismo vestido?
- Eres un sol... ¿ves? Eres genial. Cuánta ternura, dios, cuánta ternura..
- Lara, pero si no he dicho nada.
- Si has dicho, si. Sales con lo de los vestidos para cambiar de tercio, para que no sigamos tan tristes, hablas de lo material para que nos olvidemos de lo espiritual. Eres un sol cuando amanece. Te dejaré dinero, vestidos lo que quieras. No sufras por las nimiedades de la vida, sufre por lo que importa realmente. Sufre por tu futuro, por ti... y tampoco mucho, sólo lo justo y necesario...
- ¿Se puede?
- Pasa, pasa, Macarena... estamos fumando un cigarrillo y tomando una coca-cola ¿Quieres?
- No. Muchas gracias yo ni bebo ni fumo.
- Ni folla. Macarena es mujer mujer, no como nosotras que somos mujer-vicio, bueno, al menos yo.
- Qué pronto te las arreglas para estar desnuda. Eres un caso, Lara. Acabas de conocer a Esmeralda y te adueñas de su cama y encima desnuda...
- Siéntate con nosotras y relájate que no te comeremos, descuida.
- He pensado que podría bajar a comprar algo y lo cenamos aquí ¿Os parece bien?
- Genial, has tenido una idea genial. Baja tu hoy y cada día bajamos una. -dije esperando la aprobación de Lara.
Macarena es distinta, otra manera de ser. No es tan loca, tan espectacular, tan efervescencia como Lara, pero tiene el encanto de ser muy buena persona. Dice Lara que coquetea con el Opus Dei, que duerme con camisón y que reza tres ave marías y tres padrenuestros antes de dormirse con las manos entrelazadas como para evitar que se le vayan al ya me entiendes. Es mujer para santa.
Sea como sea, no se me puede olvidar que éstas pájaras traman algo ¿Quién de las dos esconde el tatuaje de un trébol de cuatro hojas?
No puedo dejar de buscárselo. Carmen me lo pidió y se lo tengo que conseguir. Por ella y por mi. Si Carmen está en peligro también lo estoy yo. Me ha dado un estremecimiento, debe ser el niño que llevo dentro.
Tranquilo hijo mío, todo se arreglará.

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