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sábado, 22 de agosto de 2009

EL VACÍO DE LO ABISMAL

XVII
El vacío de lo abismal.


Desde que era niña paso las noches enfrascada en mil pensamientos, en mil películas que me cuento a mi misma y que consiguen que, entre unas cosas y otras, duerma tres o cuatro horas. Me da tiempo, por tanto, a repasar todo lo que he hecho durante el día y lo que tengo previsto para el siguiente. A veces me ronda una idea y le doy vueltas y más vueltas y no se para qué. Al día siguiente la realidad me lo estropea todo.
Escribí una carta a mis padres, principalmente a mi padre, donde le pedía perdón y le animaba a que comiera mucho, que si todo me iba como tenía pensado, pronto tendría un piso y que entonces vinieran a pasar unos días conmigo y así conocer este maravilloso desastre que es Madrid.
Mis amigas, Lara y Macarena, parecen dormir como cepos y no han dado un ruido en toda la noche. No obstante, tengo gran pesar al respecto. Creo que metí la pata con Macarena al mencionar, e insistir, en buscarle el trébol de cuatro hojas tatuado. Una metedura de pata como una casa. De haber hecho lo que hice, de sentir cómo recibía placer de mi, me queda un sabor dulce y mis sentidos se han abierto a nuevas experiencias. Es muy agradable notar la piel caliente de alguien que te desea y que es capaz de poner los ojos en blanco por lo que le haces.
A las ocho y media salí de casa hacia el trabajo. Como iba desahogada de tiempo tomé un café y fumé un Paxton con cierta relajación. Algo parecía haber pasado en Madrid que todo eran sirenas de Policía y de ambulancias.
En la planta novena me esperaba en su despacho Miryam , tan guapa, tan elegante, tan enjoyada y me mandó pasar con su amabilidad de costumbre.
- Voy a hacerte tres preguntas muy importantes, las contestas y te presento a tus compañeros de grupo. Tenemos un desayuno de trabajo en la cafetería del Hotel Palace y sobre las once, te acercas a la calle Huertas a una clínica que trabaja para nosotros y que te hagan un reconocimiento médico. Te haremos el Contrato de Trabajo con fecha de mañana y mañana mismo empiezas a visitar clientes con un compañero, o compañera, experimentado para que veas en qué consiste tu actividad en nuestra Empresa.
- Muy bien. - contesté.
- Estas preguntas son muy personales y te las hago con el único fin de que consigas bienestar emocional. Te dije ayer y te lo repetiré siempre, nos interesa que seas muy feliz con nosotros y contigo misma. Anota en este folio tus tres preocupaciones principales en este instante. Ya.
- Familia, falta de dinero para comprarme ropa adecuada para mi trabajo y que vivo en una pensión en habitación compartida con otra compañera.
Miryam en tres segundos me solucionó los problemas, como si fuera tan fácil. Decía que, por mi bien, era conveniente tener buena relación con la familia. Escríbeles cada poco, no esperes que te contesten. No dejes de escribirles y muéstrate optimista y feliz. Segundo punto. Debes comprar ropa que no sea cara pero tampoco barata, que se adapte a tu personalidad. Un buen vestido te dará a ganar para que compres diez. Como vas a tener compañeras déjate aconsejar por ellas y luego haz lo que tu creas. Trataré de que el Señor Manzano me autorice a que, antes del viaje a Barcelona, te podamos dar algo de dinero como anticipo. El asunto vivienda: tendrás que sacrificarte dos o tres meses hasta que empieces a vender y a ganar, a parte de tu sueldo fijo, buenas comisiones. Si eres excelente Agente de Seguros, que lo serás, en tres meses podrás alquilar tu propio piso ¿Qué te parecen mis tres soluciones para tus tres problemas?
- Es curioso Miryam, la carta a mi familia ya la tengo escrita. En tres meses iré a vivir con una amiga a su piso a estrenar. Me han ofrecido dinero prestado y vestidos pero no los acepté. Si me dais un anticipo para que al menos me compre lo más urgente, sería perfecto.
- Cuenta con ello. Por cierto Esmeralda, en Barcelona tendrías que compartir habitación con una compañera, pero yo como Ejecutiva tengo derecho a una suite para mi sola. He pensado que me acompañes y seamos amigas y compañeras. Al fin y al cabo estamos en el mismo barco ¿Te parece bien?
- Pues claro, para mi es un gran orgullo. Ese viaje me hace mucha ilusión y si vas a ser mi compañera mucho más.
En la calle seguía el infernal ruido de tráfico aumentado por el frenesí de sirenas de Policías y de ambulancias. En la cafetería, preciosa por cierto, juntamos tres mesas y nos trajeron de todo: zumos, pastas, magdalenas, fruta, napolitanas, increíble para mis inocentes ojos acostumbrados a la precariedad. Las compañeras y compañeros majísimos, un sueño para una chica que acaba de llegar del pueblo.
Apoyados en la barra había dos señores que parecían modelos de pasarela o empresarios de cine o de que se yo qué, que no me quitaban ojo. Todo era tan perfecto que sólo la insistente mirada de aquellos dos me ponía un poco bastante nerviosa. Me ofende tanta mirada, es como si tuviera monos en la cara.
Sobre la una, según regresaba hacia casa enfrascada en mis pensamientos, del portal de una vivienda salen los tipos que no paraban de mirarme en la cafetería del Hotel Palace, pistola en mano y la placa.
- Quieta ahí. Somos Inspectores de la Policía Secreta, muéstranos tu documentación. Estás detenida en calidad de testigo. Tienes que acompañarnos. Tranquila, nos acompañas a reconocer a dos elementas que parece que conoces bien.
Tan de repente, tan agresivo, tan violento, que me quedé paralizada. No sabía cómo reaccionar. Pedí permiso para fumar un cigarrillo Paxton y mientras lo hacía no podía imaginar a qué se debía tal forma de tratarme.
En la comisaría esperaba Carmen, mi compañera de habitación, Carmen que, según pensaba yo, estaba en Guadalajara. No entendía nada. Por eso digo que la vida es una sucesión de instantes y en cada uno, una sorpresa... la vida es... ¿Cómo imaginar semejante cosa?
Lara y Macarena son presuntas terroristas de una facción escindida de un partido de ultraderecha. Las detuvieron en el aeropuerto de Barajas con los billetes para México a punto de coger el avión. Portaban varias armas y material para montar dos bombas de relojería, documentación comprometida y algo más sin especificar, pero nada bueno.
Intentaban estar cerca de alguien que, a su vez, estuviera cerca de políticos y sindicalistas de izquierda y Carmen era el mejor señuelo para ellas y a mi me tenían marcada como objetivo para un secuestro. La Policía, y todo el mundo, se portaron bien conmigo y no tengo queja de nada ni de nadie a pesar del susto de los gilipollas prepotentes que me detuvieron y que de buena gana les hubiera dado una patada en todos los huevos, por chulos, por hijos de puta. Hay formas y formas ¿No tienen Centro de Formación?
Ahora, en frío me pregunto: ¿Lara no era mi mejor nueva amiga para toda mi vida y Macarena no tenía el sexo acorchado? Todo salió bien gracias a que pregunté por el tatuaje a quién no lo tenía.
Dice Carmen que van a solicitar que me concedan una Medalla de Oro al Mérito Civil por colaboración en impedimento de acto terrorista. Me da igual. Siento el vacío de lo abismal ¿Por qué a mi?
Esa voz interior, que siempre habla cuando ya es tarde, me grita: “A ver si espabilas, hija“.
De mi hombre-dios, ni acordarme en nueve horas. Dos horas y un poco. De mi familia, en nueve horas. Nueve horas. Del hijo ya ni me acuerdo. Ha dejado de moverse, asustado el pobre hijo mío.
Hace daño ser un poco feliz, debe ser por eso que soy Esmeralda Cadenas, la muchacha con los ojos más tristes que de aquí a la luna.
En Madrid, 14 de Septiembre

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