Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

martes, 31 de marzo de 2009

PREMIO POSTRELATO DE "EL POSTRE", Radio 3

NUNCA LLEGARÁS A NADA

ACOTACIÓN: Se abre el telón. Unos billares de barrio. Un tipo joven, tatuado (Blas) juega solo. La Encargada, una cuarentona entrada en carnes, pasa a su lado con una fregona.

ENCARGADA- ¿Ya estás aquí? ¿No tienes casa?

EL JUGADOR - Bien sabes que siempre he tenido casa (con voz de actor de “La vida es sueño“). Esperar un momento (con voz de persona normal). Encender la luz del patio de butacas, que no veo bien. Me lo temía, mira que lo he dicho veces, si no hacemos publicidad, si no vamos a los medios a hacer promoción, ¿quién va a venir a vernos? Señor, baje usted aquí. Si, a usted le digo, al que está en el gallinero. Baje que no le vamos a cobrar suplemento. Somos más en el escenario y entre bambalinas, que los que han venido a vernos ¡Manda huevos!

ENCARGADA- Nos vas a meter en un lío. Limítate a interpretar tu papel y calla. Apagar las luces y que siga la función.

EL JUGADOR - De eso nada. Nuestra obra no tiene sentido si no actuamos para un público en condiciones. A partir de treinta o cuarenta, como mínimo. Nuestro drama no es nada comparado con el de estos cuatro o cinco que han venido hoy. El señor solitario, en el gallinero, podrá contarnos su historia, y la muchacha con muletas de la segunda fila, y la de la silla de ruedas, y los otros dos de la cuarta. Que suban al escenario y nos cuenten su hazaña de la vida. Cinco dramas en busca de autor.

ESPECTADOR SOLITARIO - Conmigo no hay problema, si quieren subo y les cuento lo que me pasa. Soy poeta sin editor, así que hay tela.

ESPECTADORA CON MULETAS - Por mi está bien. Ya que vine, casi prefiero desahogarme con todos ustedes.

ESPECTADORA EN SILLA DE RUEDAS - Si me ayudan a subir en la silla, también les cuento lo mío.

EL DIRECTOR - Me presento: Soy el director y la propuesta de Blas me parece perfecta. Esta noche será especial. Suban todos al escenario. Nos situaremos alrededor de unas velas encendidas, con todo a oscuras y cada uno de nosotros, contaremos algo de lo que nunca hablamos, diez minutos para cada uno y de aquí saldrá una obra nueva, fresca, innovadora, de trans vanguardia, no vayas a comparar. Mañana se harán eco los periódicos, las radios, las televisiones y por la noche, nuestro teatro estrenará la obra: “NOS INTERESA SU DRAMA”, o parecido. Seguro que se agotan las entradas y hasta tendremos que prorrogar.

EL JUGADOR - Está bien, pero que conste que la iniciativa fue mía. Ya decía mi padre que nunca llegaré a nada ¿Como voy a triunfar si me robas las ideas? No me jodas, Margallo.

ESPECTADORES, AL ÚNISONO - ¿Cuánto nos van a pagar? ¿Pondrán nuestro nombre en los carteles?

Empieza el drama.

Se cierra el telón.

Evaristo Cadenas, 28 de Marzo de 2009
Ganador del concurso de POSTRELATO, del programa de Radio 3 “EL POSTRE”.

TENGO UN PRESENTEMIENTO.

Aún no lo puedo confirmar, pero creo que he ganado un premio literario muy importante para mi. Ya lo contaré cuando sea oficial. Mientras tanto unos haykus para hoy y mi agradecimiento por vuestra fiel lectura. Gracias.
83.-
La vieja mano
sigue escribiendo versos
para que olvide.
84.-
Delgados trazos
pintan mi horizonte.
!Lagos azules!
85.-
Nunca olvido
al junco que se mecía
al compás tuyo.

domingo, 29 de marzo de 2009

HAYKUS DE LUNES

80.-
Dijo el Maestro:
“si escribes piensa más
allá del hayku“.

81.-
Cazan jabalíes
en los bosques de encinas.
Gritos de noche.

82.-
La mente dice
cómo late el corazón.
¡Mano, escribe!

sábado, 28 de marzo de 2009

HAYKUS DE DOMINGO

76.-
Delgada rama
de sauce que sostiene
cien pajarillos.

77.-
Según camino
contemplo casi todo.
¡Noche de luna!

79.-
Atrás se queda
mi aldea tan pequeña.
¡No volver a mirar!

SOPHIE.

V
Estar toda una tarde de tiendas, sin nada que comprar, observar, oler el calor, respirar el vaho del silencio y los ruidos de alguna moto, o sirena del Samur, o... Me siento como en una nube, frustrada por no haber podido realizar mi propósito con el ruso o moldavo, o lo que sea, pero, a la vez, ilusionada con que el amigo nigeriano de Sawa, me lo haga ¿Seré capaz de controlarme y de escapar si noto que van a por mi?
No es bueno pensar mal de todo y de todos. Mi madre me mataría si se enterara de lo que pasa por mi cabeza. Nunca lo sabrá, igual que yo no sé lo que pasa por la suya.
El poeta inglés, Philip Larkin, escribió un verso: “They fuck you up your mum and dady”, que en traducción libre viene a decir: “Te joden la vida papá y mamá“. Pues eso, mis padres ya me han jodido bastante. Se acabó.
Reviso en una tienda de informática un MP4 que quiero que me regale mi madre para mi cumple: 69,00 euros, lo de 69,00 euros es verdad, todo es verdad, si no lo fuera no lo escribiría. Les llaman la atención mis rastas y los de la tienda no me quitan ojo, desconfían por mis pintas.
Vuelvo decidida a buscar a Sawa y que sea lo que tenga que ser. Tiene gente y mientras miro ropa, por mirar, se acerca y me pide que la de tiempo a cerrar caja y apagar las luces. Son quince o veinte minutos. “Tranquila que no tengo prisa”.
Tiene el coche, un BMW azul cobalto, en el parking. Vive en Capitán Haya a cinco minutos de mi. “Cuando lleguemos a casa llamaré a Jem Bé, el amigo que hace tatuajes. En el coche no se pude fumar pero si quieres hazlo, te dejo. Estoy muy contenta me han nombrado encargada de una nueva tienda en Fuencarral. Quieren que esté seis meses, un año a lo sumo, porque como hablo idiomas, cuatro, quieren que me entrene para un posible traslado a Sanghai ¿te imaginas? Estoy feliz, aunque trabaje tanto”. Se quita la camiseta y se queda en sujetador. “Odio el sujetador” y se lo quita, nota que no la quito ojo, que la admiro. Observo: es negra, negra, le brilla la piel de tan negra y sus facciones del rostro son perfectas. Su cuerpo es... Sawa es una diosa de ébano y me besó en el parking, corrijo: Sawa es una diosa de ébano y me besó en los labios, no en la boca, dentro del parking. “Hacerse un tatuaje es entrar en un mundo tan excitante como el mundo del sexo. Es un ritual de iniciación”. “Estás a tiempo, siempre podrás retroceder”. “¿Seguimos?” Seguimos.

viernes, 27 de marzo de 2009

MI LUCERITO Y YO

Dedicado a Carlos Vázquez, pintor amigo,
con motivo de su exposición
de cuadros sobre toros y toreros.

"Era un domingo poco antes de Misa de doce.
- Levántate, levántate, que tenemos un ternero.
Junto a la vaca recién parida, el ternerito más guapo que había visto en toda mi vida de apenas seis años.
- ¡Qué bonito es mamá, qué bonito!
Su pelo azabache, suave como el osito de peluche que nunca tuve, sus ojos como luceros, y sus patas temblando de tanto nervio, de tanta vida.
- ¿Cómo se llama, papá?
- Los terneros no tienen nombre, pero si quieres, pónselo.
- Que se llame Lucerito.
Y con ese nombre se quedó.
Cada mañana, al levantarme, entraba a las cuadras a ver a mi Lucerito. Le hablaba como si me entendiera, le acariciaba con la mano por el lomo, por la cabeza y le cogía del rabo.
Cada vez era más negro y brillaba más.
Poco a poco fue creciendo y creciendo, hasta que yo no alcanzaba a pasar mis manos ni por el lomo, ni por la testuz. Sus cuernos ya median más de una cuarta.
- Mañana lo llevamos a vender al mercado de León y si te portas bien, te compro una pluma para que escribas todo lo que se te ocurra.
Me daba pena que vendieran a mi ternerito del alma, pero siempre quise tener una estilográfica.
- Lo vamos a sacar al corral para que se espabile un poco, que se desbrave, que beba agua y que sepa lo que es estar fuera de la cuadra.
Mi madre y mis hermanas observaban tras la verja del huerto. Mi padre con una tralla para darle ánimos y yo... apoyado en la pared de adobes del corral, esperando a ver la escena en primera fila.
Sale de la cuadra mi Lucerito, que ya es un novillo. Mira para un lado y para otro y se arranca, como se arrancan los toros. Mi padre lo lleva a que beba agua y bebe. Levanta la cabeza y mira al cielo. Baja la cabeza y bebe, levanta la cabeza y mira a la puerta de la cuadra y se lanza a la carrera, bramando de contento. Da saltos de alegría y corre y se para, mira al cielo y rasca con sus patas el suelo.
De repente, me ve con mi jersey rojo y mi pelo tan negro como el suyo. Rasca y rasca la tierra del suelo hasta levantar polvo, me mira y me mira... se arranca cómo un ciclón, desde el otro extremo.
- ¡Mi hijo, que lo mata, mi hijo que lo mata! Gritaba mi madre, mis hermanas llorando y mi padre con la tralla en la mano y el corazón en un puño.
Fueron segundos, bien lo sé, pero yo quieto, como un madero.
El cuerno derecho me rozó el costado, el izquierdo el brazo y el morro húmedo y brillante, echando humo, me mojó el pecho.
Mi madre llorando, mis hermanas riendo, mi padre con un respiro y yo... contento porque mi Lucerito me dio un beso cerca del corazón.

jueves, 26 de marzo de 2009

HAYKUS PARA UN JUEVES, CREO.

72.-
Sobre el lago
pasean gaviotas blancas.
Hacen círculos.

73.-
Fue un lucero
el que nos llevó recto
al buen camino.

74.-
Brillan estrellas
en bóveda celeste.
Dibujan cielo.

75.-
Del monte nace
el pequeño reguero.
Valle con un río.

miércoles, 25 de marzo de 2009

SOPHIE

Tengo hambre y sed. En una heladería compro un helado de fresa y chocolate. El chico de los helados mete la cuchara de muelle hasta el fondo y me sirve una bola especial por ser yo, supongo.
Me miran los tíos cuando lamo y extremo la dedicación de mi lengua, me miran y me encanta que se imaginen lo que me imagino mientras lamo y lamo. Me encanta lamer los helados y nadie puede negar mi doble placer.
Soy un hervidero. Ante el espejo sucio de un escaparate termino mi helado y me noto los ojos enfebrecidos. De buena gana me compraría otro, pero no lo hago porque debo apartar, de mi y de otros, los malos pensamientos.
En un librería me entretengo y lo paso mal porque quisiera tener cientos de los libros que aquí se exponen y nunca podré tenerlos. Los libros me atrapan y tengo tentaciones de robar uno o dos.
Cojo un marca páginas, gratis, para mi colección. Es rojo por un lado y blanco por otro. Hay una frase, un aforismo creo, que dice: “ La llibertat és una llibrería”. Joan Margarit, poeta catalán (buscar en Google).
Se está bien aquí por el aire acondicionado y sólo estamos el dueño y yo. Lleva barba de diez días y aparenta cincuenta y algo. Mayor que mi padre, imagino que me ensañaría muchas cosas, porque debe saber mucho. Si tiene una librería es porque lee, porque es culto y eso me atrae poderosamente.
Esta noche imaginaré que le robo y que me descubre, que me azota y me tortura en el sótano, pero suave, porque en realidad sólo quiere ser mi maestro, mi dueño. Siempre lee, siempre mira, con disimulo, por encima de sus gafas. Diossss, estar de viaje continuamente y dejarme llevar por descubrimientos inmensos. “Adiós señor, buenas tardes”. “Adiós guapa”. Y mi corazón quisiera quedarse y dejarme llevar y robarle más que libros.
La calle aumenta el ritmo, hay más gente, ya son las seis y aún quiero más y más sensaciones. Entro en una tienda de bolsos y zapatos. Me pruebo unos de tacón imposible. La chica de la tienda está con el messenger y pasa de mi. Le doy de mano y ella me contesta con la suya. Ha notado que no estoy interesada, que miro por mirar.
Un chico me pide fuego y dinero. Sólo le doy fuego. Tiene pinta de drogadicto y me recuerda a alguien. Decido fumar otro fortuna en las mismas escaleras de antes y dar tiempo a Sawa, la belleza de ébano. África me reclama. Ella me hablará de su país, de su continente y puede que nos hagamos amigas ¿A quién no le gustaría tener una amiga africana?
Quiero viajar más allá de los confines de mi realidad, tan estrecha y comprimida, que duele.

martes, 24 de marzo de 2009

HAYKUS PARA UN MARTES

68.-
Nos dejó lluvia,
nieve, escarcha, niebla...
¡Era el invierno!

69.-
Ciervos del bosque
braman como los locos.
Es primavera.

70.-
La luna sonríe
porque te ve mirarla.
Manda recuerdos.

71.-
Mensajes te traen
las olas tan repetidas.
Se los escribí.

lunes, 23 de marzo de 2009

HAYKUS PARA UN LUNES

64.-
Dejaron huella
en el terreno lunar.
Luna sin siembra.

65.-
Zarzales en flor
decoran mi camino.
Paseo sin prisa.

66.-
La senda muestra
el camino del Maestro.
¡Hay que caminar!

67.-
El bosque guarda
escondidos secretos.
Nadie los sabe.

jueves, 19 de marzo de 2009

SOPHIE

Mi universo se divide, se distribuye por cientos de meandros como una catarata o como agua a través de un colador. Cada filamento de mi me inclina hacía lugares distintos. Me cuesta dominar mis fuerzas contrapuestas. Estoy dolida por la faena de la tienda del ruso cerrada y después de los minutos de reflexión y dos fortunitas, sentada en la escalinata, a la sombra ardiente, decido deambular por una de las calles más de moda con respecto a mi propósito para aquella tarde de fuego.
En un escaparate una chica de color, de belleza extraordinaria, viste a una maniquí que se me parece porque tiene los mismos pechos pequeños que yo. Me encantan las maniquies desnudas, son perfectas esculturas humanas. Así soy ahora que tengo dieciocho, cuando tenga cuarenta y seis, como madre, seré un saco de patatas.
Entré en la gran tienda por el aire acondicionado y por la dependienta de color. En su brazo, entre el codo y la mano, interior, llevaba tatuada la palabra “Sawa” con el mismo tipo de letra que había pensado para mi.
Deambulé buscando camisetas y encontré una de color rojo, de tejido abierto y mucho escote. Me la compré por 7 euros. Es posible que solo la ponga para estar en casa, es perfecta para mi y mi misma.
Pregunto a la dependienta de color que quiere decir “Sawa”. “Es mi nombre en senegalés que significa Seda, aquí me hago llamar Tina. Me lo grabó un amigo nigeriano, ahora me va a hacer otro. No, eso es un secreto, si vuelves dentro de quince días te lo enseño ya tatuado. No hace nada de daño, bueno solo como un cosquilleo que escuece. Si quieres llamo a mi amigo y quedamos en su casa. No tengas miedo, no te va a violar y lo hace con mucha higiene. Si decides le llamo. Ok, vuelve si quieres. Cierro a las ocho y media. Podemos quedar y te lo hace delante de mi, para que estés tranquila”. Sawa es tan hermosa como diosa de ébano, tanto que entran escalofríos. En otra tienda de precios baratos una dependienta, argentina por el acento, alemana por el aspecto, me vende una pulsera de bolitas negras, dice que africanas a un euro y al lado, otra chica compra unas esposas, o sea unos grilletes, diecinueve euros ¿Para qué quiere las esposas una chica así, tal vez sólo diecisiete años? ¿Vos no tenés imaginación? responde la dependienta. Se venden como rosquillas. Un chaval pide cigarrillos perfumados, sabor sándalo, tres con cincuenta. Suena sin parar Amy. Me acerco al probador con unos pantalones cortos. No entro. Se están morreando dos chicas. Quiero volver a casa, pero no.
Me gustaría estar en una isla desierta como una robinsona, sin embargo, me encantaría dejarme devorar por la vorágine de la calle hirviendo. Algo me arde por dentro... ambición por lo desconocido y no tengo miedo. Soy exploradora con ojos encendidos como hornos vitrocerámicos.

MEMORIAS DE UN NIÑO LABRADOR (III)

Al día siguiente, pasada la emoción del viaje, mi madre me mandó llevar la comida a mi padre que estaba en el campo, regando la remolacha que tenía sembrada en la finca del Río Chiquito, muy distante de nuestra casa.
Por el camino, escondido entre los juncos, vi un trozo grande de periódico. Miré a un lado y otro del camino y como no me veía nadie, lo cogí con mucho cuidado. Casi media hoja de “El Caso”. Por un lado daba una noticia de un crimen “pasional” que yo no sabía que era eso, de un hombre que mató a otro y a la novia que había sido antes del asesino, pero ya no.
Se hablaba de mucha sangre, hoces, hachas, cortijos y muchas cosas que no entendía. Luego lo leeré mejor, me dije. Le di la vuelta y... la otra cara estaba llena de caca seca, porque lo habían usado para limpiarse el culo. Me fijé bien entre los juncos y efectivamente, allí estaba el gran mojón de un marrano, o marrana, que nunca se sabe.
Dado que el papel estaba perfectamente seco, lo doble bien doblado y lo metí en el bolso del pantalón. Mi padre me esperaba a la sombra de unos chopos. ¿Cómo has tardado tanto?, que no vales para nada, que mira como trae la sopa toda derramada por el serillo, ¡no sabes ni traer la comida!
Rompí a llorar. No llores, que los hombres no lloran. Voy a dormir la siesta, cuando la sombra llegue donde aquella zarza me despiertas. Al ver que mi padre estaba dormido, cogí mi tesoro un poco sucio y con unas hierbas mojadas en la reguera del agua, limpié bien la parte manchada, con mucho cuidado para que no se borraran las letras.
Lo puse a secar al sol pero en un sitio apartado para que mi padre no lo viera. Entre unas cosas y otras se me olvidó despertarle. Cuando lo hizo por su cuenta y notó que la sombra había sobrepasado la zarza, me dio unos buenos tortazos en toda la cara.
Vuelta a llorar y mi padre me parecía menos dios. Después de un rato y cuando quedé solo, porque él se fue a ver cómo iba el agua por todos los surcos de remolacha, cogí el periódico y lo pude terminar de leer. Por la otra cara ponía que había sido victima del timo de la estampita un señor de un pueblo de Ávila, que había ido a Madrid a ver a un hijo que se acababa de casar y le llevaba dinero, parte de la cosecha de patatas.
Casi la mitad del cara de la hoja estaba ocupada por un anuncio de camiones Barreiros. Mi padre, todo enfadado, me mandó para casa andando y daba voces como un loco, diciendo que no te vuelvo a llevar a Benavente, porque no vales para nada.
Cuando llegué a casa, mi madre me dio unos besos y me dijo que es que tu padre es así, tan pronto te adora como te odia. Que hay que saberlo llevar.
Durante la cena se me ocurrió decir que los mejores camiones que había eran los Barreiros. Mi padre todo serio, le dijo a mi madre: cuando pase el cartero, le dices que traiga periódicos atrasados, que los deja casi por nada o le das unas lechugas a cambio, así tienes para envolver los bocadillos y para que los lea éste, a ver si se le quita la costumbre de coger los papeles que encuentra por la calle en el suelo y por los caminos, que atropa hasta los “cagaos”.
Mi padre era muy listo pero... todo había cambiado de la noche a la mañana. Mi padre no era un dios ni era nada ¿Por qué mi madre y nosotros, sus hijos, siempre estábamos llorando?

martes, 17 de marzo de 2009

MEMORIAS DE UN NIÑO LABRADOR (II)

Cuando se es niño la figura del padre es la de un dios, para mi, al principio, también lo era. Mi padre dijo que si hacía bien la suma me llevaría mañana con él a Benavente.
La cuenta que me apuntó en el cuaderno a rayas tenía muchos nueves, ochos, sietes y con doce o trece sumandos. Mientras mi padre daba pienso a las vacas, le pedí ayuda a mi madre y la operación quedó perfecta. Benavente era, y es, una ciudad fascinante para los ojos de un niño de pueblo.
La alegría y los nervios por la emoción que me embargaban, por el hecho de ir juntos a la ciudad y por haber sido capaz de hacer la suma y de contar con la complicidad de mi madre. Pasé la noche entre sueños fantásticos y nervios de comerse las uñas.
No te separes de mi lado ni un momento, que Benavente es muy grande y los Jueves hay mucho gentío. Como te pierdas, ¡te mato!. Al montar en el autobús de línea de “Empresa Vivas” pegué los ojos a la ventanilla y no perdía detalle del paisaje y de todas las cosas.
Papá, papá, los postes de teléfono corren tras nosotros. Mi padre y los que me oyeron se reían. No hijo, no. Los que nos movemos somos nosotros que vamos en el autobús. Aún hoy, cuando viajo, los postes se mueven y corren tras de mi.
Mi padre dijo que este mundo se divide en dos: los que leen el periódico y los que no. El señor del sombrero que lee el “Arriba”, es el Farmacéutico, la señorita que está detrás de él y que lee el “Proa”, es la Maestra de Villamandos, y ese de ahí al lado es el Señor Cura de Toral de los Guzmanes, que va leyendo “El Heraldo de Zamora” ¿Y el que va detrás leyendo un libro? Ese es Mati, el Pasao. Ha leído tanto que se le ha pasado la cabeza y dice cada cosa que se nota que no está bien de la chilondra. Ahora le ha dado por decir que la Luna será conquistada y que las ovejas se pueden duplicar y hasta triplicar como si fueran gotas de agua.
Al llegar a Benavente no me soltaba de la mano del padre, para no perderme. Entramos en “La campana de Oro”, tejidos y novedades. Se compró paño de muy buena calidad para hacerse un buen abrigo. Con su simpatía y labia, la dependienta le regaló una corbata muy bonita y un calendario con trece cuadros de veleros ¿Ves? El que no llora no mama, dijo.
Con el paño que compró mi padre, fuimos al mejor sastre para que le hiciera el abrigo. “Sastrería Ortiz”. Me dieron caramelos y cinco galletas María. Estaba muy contento y asombrado con la habilidad que tenía mi padre para hacer amigos con todo tipo de gente.
Como quedaba tiempo, antes de regresar al coche de “Vivas” que nos devolvía al pueblo, fuimos a ver la fábrica de ladrillos “Otero”. A mi padre siempre le hablaban y le dejaban entrar en todos los sitios porque era muy agradable. Le dieron un lapicero rojo de carpintero que ponía: Fábrica de ladrillos “Otero”. A mi padre siempre le daban cosas, muchas veces sin que las pidiera.
La fábrica era inmensa y destacaba el gran horno donde cocían miles de ladrillos al día y la altísima chimenea que despedía una gran humareda que llegaba hasta el cielo. Tu fíjate en todo y aprovecha para cuando seas mayor.
Mi padre era admirado y conocido por todos allí donde iba más de una vez. Bueno, en casa muchas veces nos trataba mucho peor que a los de fuera, dónde vas a parar. En la calle hacía reír y en casa hacía llorar. Así era.

lunes, 16 de marzo de 2009

MEMORIAS DE UN NIÑO LABRADOR

Yo tenía gran preocupación por mi madre. Era frecuente verla llorar y muy frecuentes, también, las broncas de mi padre. En aquella casa los llantos de mi madre, míos o de mis hermanas, eran muy habituales, demasiado. Siempre lloraba, y como ella lloraba, nosotros, que éramos tan pequeños, también.
Un día llegó mi padre a casa y se encontró a mi madre llorando ¿Por qué lloras mujer? Porque vi venir a mi padre calle abajo y pensé que sería buen momento para que habláramos y él venía y avanzaba y avanzaba, pero al verme se cambió de acera y como iba con el carro yo sola y me vio tan cansada, me dijo: “Te cae bien, tienes lo que te mereces” y apretó el paso y yo quería hablarle pero me quedé tan paralizada que no me tuve la opción de replicarle, así que llevo llorando como una tonta toda la tarde. Pues no llores mujer, ya sabes como es. Olvida esas cosas y no te dejes hundir.
Mi abuelo había echado de casa a mi madre porque era novia de mi padre y a mi abuelo no le gustaba mi padre porque era hijo de mi abuela, que en una ocasión no llegaron a un acuerdo en un negocio sin importancia y la sentenció: “no te volveré a hablar mientras viva, te lo juro”.
Cuando mi abuelo se enteró de que andaban juntos le dijo: Si no dejas de salir con ese, te echo de casa. Mi madre y mi padre al saberlo, más salían juntos. Una noche de fiesta, mi abuelo vio cómo bailaban. Al llegar a casa mi madre, le dio una paliza terrible y volvió a amenazarla con que la echaba de casa.
Unos meses más tarde mi madre le dijo a mi abuelo que se pensaban casar. En ese momento mi abuelo echó a mi madre de su casa. Tuvo que ir a dormir donde un familiar y pocos días después se casaron en la iglesia, a las nueve de la mañana, casi vacía, sin invitados, ni fiesta ni nada.
Mi madre se había quedado huérfana de madre a los cuatro años y mi padre huérfano de padre también a los cuatro años. Mi abuelo materno se casó de nuevo y tuvo dos hijos con la segunda mujer. La hermana de mi madre, mi tía, al ver cómo era su padre y lo que había hecho con mi madre, mi abuelo materno, se hizo monja de clausura y en el convento sigue
Mi abuela materna no se volvió a casar.
Sea por estos motivos, o por otros, en casa no reinaba la alegría precisamente. Pero también disfrutamos de grandes acontecimientos y de muchos días felices. Mi padre tenía un carácter muy fuerte y variable, pero supongo que era bueno y más tarde se demostró que se querían de una forma increíble.
De niño observaba atónito las gracias y las risas de mis padres, pero no sé por qué extraña razón, pronto volvía la tormenta y mi madre otra vez a llorar.
Por las noches mi madre casi no dormía y por las mañanas aparecía con unas bubas en la comisura de los labios. Decía que eran calenturas, producidas por la mala noche que había pasado.
Mis padres tenían unas costumbres muy singulares, que creo que venía de tradición popular y que en todas las casas se hacía el mismo, o parecido, ritual del saludo de por la mañana.
Mi madre siempre se levantaba la primera. Al hacerlo mi padre, saludaba: “Buenos días” y mi madre contestaba: “Buenos días” y mi padre replicaba: “¿Descansaste?” y mi madre le contestaba: “Bien a Dios gracias y ¿tu?” y mi padre contestaba: “Bien, gracias” y así cada día, todos los días de la vida.
Cuando mi madre estaba enfadada o digamos, disgustada, mi padre se levantaba y decía: “Buenos días” y mi madre contestaba: “Buenos días, serán para ti” y mi padre: “¿Descansaste?” y mi madre contestaba: “Bien sabes que no, animal, que eres un animal, cualquier día te quedas más solo que la una” y mi padre contestaba: “Pues yo bien, a Dios gracias” y siempre seguía mi padre como pidiendo perdón y al poco tiempo a mi madre se le había pasado el enfado y mi padre cantaba en el trillo y mi madre mientras hacia las camas.
Pero... mi madre lloraba mucho, pero mucho. Pobre mujer. Esas cosas tienen mucha importancia y dejan marca. Por eso, tal vez por eso, es imprescindible contarlo para que se entienda un poco mejor que ser un niño labrador era distinto y que lo viví de una forma tan cruel y tan terrible que faltaría a la verdad si no lo dijera.

HAYKUS PARA UN LUNES

61.-
No queda nada
de los buenos tiempos.
Papel mojado.

62.-
Vuela gavilán
y después de la caza,
¡lava tus patas!

63.-
Noche estrellada
se ve tras la ventana.
Cristales limpios.

domingo, 15 de marzo de 2009

SOPHIE. II

Prefiero los peldaños de piedra, de ladrillo, de cemento, da igual. Me encantan las escaleras, por eso me senté en el tercer peldaño y cogí mi libreta de notas con pastas rojas y anoté: “Viajar es la aventura de vivir otra vida”, “El viaje hacia tu corazón, cerrado por vacaciones“. “Me siento más sola que un viajero sin equipaje, gracias a ti”.
En el taller dicen que tengo que arriesgar más en mis escritos, dejar los lugares comunes y adentrarme en la verdadera literatura, que busque la profundidad de la belleza de la palabra. Seguro que tienen razón y me duele, me escuece mi incapacidad.
No está. Tenía reservado mi bautismo para que lo disfrutara. Se lo prometí: “Si decido hacerlo, serás tu el que me lo hagas”. “Quedarás encantada, soy un artista”. Lo sé, es un artista de la palabra dulce. Le llamo el ruso aunque dijo que es de Moldavia. Para el caso es lo mismo. He pensado mucho, tanto, que venia dispuesta a dejarme en sus manos, totalmente. Es guapo y tiene los brazos como mapas.
Mi madre me llama preocupada “¿Dónde estás?” La odio, la odio. “Comprando un libro, qué más da el título. Vale, de acuerdo, tendré cuidado. Tranquila mamá“. Cuando se entere será tarde. Lo entenderá o no, ese es su problema. Mi padre me quiere, por lo tanto, lo aceptará. Mi hermano pasa de mi igual que yo de él. Ahora están en un momento dulce. No se esperaban que aprobara la selectividad en junio y casi con notable de media. Ahora me miman un poco más. Para ellos soy rara, extraña, pero no soy una loca de la vida, al menos eso creo.
Las rastas las empecé hace un año, el día de mi cumple y las cortaré dentro de dos. Así son mis decisiones. Había decidido que me lo haría el ruso, pero... La gente a la que más quieres, la que más necesitas nunca está. Según está mi vida, es probable que no tenga hijos y que no supere los treinta, así que... mi carrera, mi viaje, mi todo, empieza su cuenta atrás. Un día el mar me convertirá en agua verde y seré azul.
Disfruto mirando a los que pasan, viendo a las locas con sus modelitos, y hombres... son mejores los hombres de traje, corbata de seda y zapatos italianos, como mi padre. Me gusta imaginarlos conmigo, mirarles y contener mi mirada en ellos, atraerles a mi viajes irreales y fantásticos. Algún día dejaré que me lo haga uno de esos con los que cruzo las miradas conteniendo los instantes... provocando seducción. Probablemente... me corre prisa.
(mañana más)

sábado, 14 de marzo de 2009

LA IRREALIDAD DE SOPHIE

No pude elegir peor día para hacérmelo, pero la suerte estaba echada y no había elección posible: hoy o nunca. La ciudad desierta dormía a más de cuarenta grados a la sombra. En el autobús el aire acondicionado aliviaba un poco, pero no mucho. No podía dejar de pensar, así que para mi todo era secundario, todo imperceptible, el calor, el sudor pegajoso, los escasos transeúntes, los escaparates, los carteles publicitarios... todo era nada para mi.
El tipo de letra me encantaba: Shadowed Germánica, cuerpo cuarenta y ocho en negrita, color negro. Como no tengo cartucho de color en la impresora, no pude probar la primera idea de alternar varios colores. En negro tinta china. A las cuatro de la tarde no habría gente y me tocaría ser de las primeras.
Al llegar al establecimiento me encontré con el cartel de cerrado por vacaciones hasta el dieciocho, perdonen las molestias. Creí que me daba algo, por momentos sentí deseos de suicidarme o de suicidar a alguien, por mucho que miraba y miraba el cartel, no había forma de cambiarlo. Estaba cerrado y punto.
Desolada, tuve la intención de volver para casa y dejarlo para nunca jamás o tal vez para el día diecinueve. No podía ser, me dije, otro habrá que me lo haga. Que me lo hiciera “El” entraba dentro del kit completo de la decisión tomada... cuando surgen imponderables como este, me pongo frenética de una mala ostia que me dan ganas de todo. Encima no tengo papel de fumar para calmarme un poco. El espejo de un viejo escaparate me mostró los ojos encendidos, a punto de la lágrima... Tranquila Sophie, lo que sobra es gente, me dije.
El Fortunita me supo a gloria y ya me sentía un poco más tranquila. Paso de que la gente me mire las rastas...
(mañana más)

viernes, 13 de marzo de 2009

LA PASTORA DE MIS SUEÑOS

Inspirado en el cuadro del pintor Julio Ruiz:
“EL SESTEO”.

Mi mente se desplaza al lejano lugar
donde alguna vez tuve sitio para pensarte
y no tenerte, porque nunca te tuve.

Fuiste pastora del rebaño de mis sueños
que dormías, cada noche, en el aprisco
que protege de los lobos el corazón.

Mi materia, mi estructura de pensamiento,
se desglosa en territorio perceptible
únicamente por el recuerdo petrificado.

Me acuerdo de ti como si fuera ahora,
como si no hubiera pasado toda una vida
de eternidad y ausencia de lo sublime.

¡Qué hermosura de pastora eras!
Venías con el almuerzo de los suspiros
a la sombra de mi encina, bebiendo vientos.

¿Te acuerdas de cuando la tormenta?
Te abrazaste a mi manta, temblorosa,
con tu cara de fiebre junto a la mía.

Te dejaste llevar por el miedo
y por la ternura, para sorprenderte
con mis besos en la boca y en los pechos.

Y así permaneciste más que el trueno
y cuando la calma, ya eras regazo.
Lloraste de luz y de negrura por mi.

Son los viajes los que separan
a los caminantes imparables
y tu, amor mío, te alejaste.

Es ley de vida y de muerte
recordar lo que agrada
y olvidar la desesperación.

Mi mente se desplaza al aprisco
donde sesteaba tu rebaño,
y bebíamos del cántaro besos frescos.

Resisto mejor si me acuerdo.

jueves, 12 de marzo de 2009

HAYKUS DE JUEVES

58.-
No se molestan
en venir ni los vencejos
a mi parcela.

59.-
Entre los muchos
que cultivé, ninguno
nació perfecto.

60.-
Viento de otoño,
luces de luciérnagas:
mil sugerencias.

miércoles, 11 de marzo de 2009

HAYKUS DE MIÉRCOLES

55.-
El viejo banco
espera en la plaza,
a los viajeros.

56.-
De la campana
surge la decadencia
y la belleza.

57.-
De los juncales
nace cristalina, fresca:
la hermosura.

martes, 10 de marzo de 2009

HAYKUS, MARTES NUBLADO

51.-
Vuela contenta
la bella mariposa
en los jardines.

52.-
Son tan hermosas
las flores en tu mano,
porque me las das.

53.-
Dejó el hueco.
Pájaro carpintero
en la encina.

54.-
En el camino
encuentro muchas cosas.
¿Quién las dejó?

lunes, 9 de marzo de 2009

HAYKUS PARA UN LUNES

47.-
El tiempo y yo
no nos decimos nada.
¡Tenemos prisa!

48.-
La niebla tan gris
en sendero tan blanco.
Sombra de sombras.

49.-
Llegan las garzas
con recuerdos de lejos.
Pronto se olvidan.

50.-
Hacen su nido
sobre encinas jóvenes,
los ruiseñores.

domingo, 8 de marzo de 2009

PRONTO NEVARÁ

A punto de oscurecer
regresas y pronto nevará.
Te he dejado una carta
bajo la almohada.
Fría como los copos que caen,
en la calle y en mi corazón.

Lee despacio, despacio,
paladeando cada palabra,
sintiendo el rasguño que produjo
mi pluma sobre el papel.
Siéntate y digiere el mensaje
que anuncia el precio del billete.

Saldrás ganando, el viaje
será largo y fructífero.
Las águilas que decoran
nuestra cama lo saben.
A este poema le falta
el calor que no tuve:

El de tu cuerpo junto al mío.

sábado, 7 de marzo de 2009

ROJO INFIERNO

Para entrar en aquél lugar había que bajar unas escaleras alfombradas de rojo. Las lámparas, de una sola tulipa de cristal rojo, irradiaban luz casi roja. Los asientos tapizados de rojo y las mesas redondas y muy bajas. Los camareros de pajarita y el escenario pequeño estaba oculto tras unas cortinas de terciopelo rojo. Poca gente, pero parecía que éramos muchos más, gracias a los numerosos espejos pegados a las paredes con marcos clavados con clavos de cabeza grande y roja. Para beber me pedí un bitter que también es de color rojo. La señorita que se me ofreció, tenía los ojos verdes y los labios pintados de rojo para hacer juego con su mini vestido escotado con tacto como de seda roja. Estuvimos juntos casi toda la noche bebiendo, fumando e inventando palabras de amor. “Ven a mi casa que no te cobro”. En su casa las sábanas eran de satén rojo y una lamparita de papel tisú rojo. Hoy me he levantado para escribir y al mirarme al espejo me he dado cuenta de que tengo tres arañazos rojos en la espalda y los ojos acuosos y enrojecidos. Dijo que se llamaba Alexiada, pero que la llamara Ada. Y ahora... en este preciso momento, quiero volver a bajar las escaleras alfombradas de rojo infierno.

jueves, 5 de marzo de 2009

HAYKUS PARA UN VIERNES

44.-
Las naves dejan
una estela en el mar.
¿Qué dejaré yo?

45.-
Las avenas locas
gritan al amanecer.
¡Despiertan al sol!

46.-
El tiempo pasa
sin decir ni palabra.
¡Cómo se nota!

miércoles, 4 de marzo de 2009

HAYKUS PARA HOY, JUEVES.

40.-
Ruiseñor canta
entre las flores blancas.
Es primavera.

41.-
Vino el cuco
a espantar a las pulgas.
Canta un reloj.

42.-
Niebla tan blanca
oscurece caminos.
¡La luna oculta!

43.-
De los almendros
pétalos blancos caían.
Sendas de nieve.

martes, 3 de marzo de 2009

HAYKU PARA UN MIÉRCOLES

36.-
Los cables silban
entre postes de pino.
Hacen compañía.

37.-
De tanta prisa
como tiene el tiempo,
se me olvida.

38.-
Del caminante
copian hasta las fieras.
Todos de viaje.

39.-
Flor de cerezo
junto a la del almendro,
pintan paisaje.

lunes, 2 de marzo de 2009

HAYKUS PARA UN MARTES DE LLUVIA

32.-
Pureza blanca
decora la montaña.
¿Fueron los copos?

33.-
La fresca brisa
nos dejó el mensaje:
“El tiempo vuela”.

34.-
Sembramos trigo
poco antes del trueno.
Nadaban granos.

35.-
La garza busca
entre el barro seco.
Grietas fértiles.

domingo, 1 de marzo de 2009

HAYKUS PARA UN LUNES

28.-
Silva el viento
después de la nevada.
¡Para resistir!

29.-
Desconocidos
rompieron los linderos.
¡Piedras separan!

30.-
Gacela reza
porque no vengan leones.
¡Vigila siempre!

31.-
De entre todas,
una sola se salva:
¡Mi libélula!

MINI RELATO

26.-
Cuando me admitieron en el circo me puse muy contenta, como es lógico. Por fin tenía asegurado un plato de sopa caliente.

El primer día de exhibición, al quitarme el kimono de seda, todos quedaron sorprendidos, con la boca abierta, y al unísono, sonó un Ohhhhhhhhhhhhhhhhh¡¡¡ de sorpresa y admiración.

Mi número suele durar quince minutos, el tiempo suficiente para dar tres vueltas alrededor de la pista y si acaso, detenerme ante el que lo solicita para que pueda verme con más detenimiento y dejarme una propina en el sombrero. Al terminar mi actuación, con los brazos en alto, siempre me dan un aplauso que dura lo mismo que el que le dan al domador de leones.

Los comentarios son de lo más variado, muestra, generalmente, de la ignorancia de la mayoría de los que me contemplan.

Unos dicen: “son tetas ciegas”, otros: “son manos sin dedos“, alguno, que va de listo, dice: “son protuberancias”.

Como nunca tiene que faltar algún disgusto, resulta que ahora me está naciendo la número trece y eso me da mala espina, por el número, no porque me duela o me de desazón. Si al menos estuviera segura de que es la última que me nace...

Pero mi auténtica preocupación es... que hoy he conocido a alguien.