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viernes, 27 de febrero de 2009

HAIKUS DE SÁBADO.

24.-
Grillos se besan
para tener motivos.
¡Cantan de noche!

25.-
La senda tiene
varias curvas de sobra.
¡Recta es mejor!

26.-
Música cerca.
Son las ranas, los grillos...
Baila la luna.

27.-
Luz de estrellas
dibujan las brillantes
ondas de mi río.

jueves, 26 de febrero de 2009

HAYKUS PARA UN VIERNES, POR FIN.

21.-
Sobre tatami
nuevo se oyen suspiros.
¡Se quieren tanto!

22.-
El sabor del té
regala más que dulce,
a mis sentidos.

23.-
Los caminantes
robaron higos secos.
Dejaron huella.

miércoles, 25 de febrero de 2009

HAYKUS PARA UN JUEVES, YA

16.-
Brilla la luna
sobre el césped verde.
Luz colorada.

18.-
Mece el viento
al junco y al bambú.
Bailan juntos.

19.-
Viento de marzo
trae esporas fértiles
de primavera.

20.-
La luna sonríe
al viajero tan feliz.
¡Buena pareja!

martes, 24 de febrero de 2009

HAYKUS PARA MIÉRCOLES DE CENIZA

13.-
Corté las rosas
para tener florero
en la mesilla.

14.-
Junto a mi cama
tengo flores, agua fresca,
y una estampita.

15.-
Vienen las garzas
a beber de mi charco.
Cada febrero.

lunes, 23 de febrero de 2009

HAYKUS PARA UN MARTES

9.-
Los tiestos viejos
sirven para las flores
jóvenes con sol.

10.-
Camino oscuro
el que lleva al monte.
Luna entre nubes.

11.-
Pintó de blanco
el tejado de casa.
Nevó de noche.

12.-
Sin darse postín,
vino, nevó y se fue.
Trajo belleza.

domingo, 22 de febrero de 2009

HAYKUS DE LUNES

5.-
Jilgueros vienen
cada tarde a mi jardín.
Cantan sin cobrar.

6.-
Llegó la nieve
en la noche cerrada.
Sin decir ni pío.

7.-
Ayer vi flores
blancas en los cerezos.
El tiempo pasa.

8.-
Dejaron brillo
en el suelo del patio
los caracoles.

sábado, 21 de febrero de 2009

REGRESAN LOS HAYKUS

1.-
Entre la arena
descubrí una estrella.
Belleza del mar.

2.-
Entre la hierba
se esconden buenas raíces.
¡Futura sombra!

3.-
Delgada sombra
de la sombrilla roja.
Se transparenta.

4.-
Se arrodillaba
el girasol del otero
cuando oscurecía.

viernes, 20 de febrero de 2009

LA HERIDA

Nada es la herida del cuerpo en vilo,
que silenciosa me distrae,
del vacío de la infinita eternidad.
Duele, tan bastante como una ausencia.

Tu ausencia, hiere pero no sangra,
colma este hueco tortuoso de plenitud
y demora el infinito, sentado a la sombra
de la tapia externa del cementerio.

Un fotograma más de la película
que tu herida me fuerza a ver en sala solitaria,
donde la pantalla es sábana ensangrentada.

Peor sería no haber sido traspasado
por tu mortífera lanza, hiriéndome
justo entre el pliegue de vida y muerte.

Sabes la imensidad que me dueles
y se que jamás podré dolerte.

jueves, 19 de febrero de 2009

LOS RELÁMPAGOS

I
Antes de los relámpagos,
hablaba mi padre de plantar geranios,
una parra, y un cerezo.
Es bonito imaginar jardines.
Mi padre, el mejor padre.

Hoy tenemos arroz con leche,
hablaba mi madre, y turrón de almendra.
Si sois buenos tendréis buena cosecha,
sembrad con la mejor simiente .
Mi madre era... mi madre.

Me enseñaron a sumar y a multiplicar,
hablaba mi hermana, con un libro
en sus delicadas manos de niña pequeña.
Sería bonito sumar, siempre sumar.
Mi hermana..., viva como una estrella..

II
De repente, un gran estruendo,
infinito estruendo, que precede al cataclismo.
Noche cerrada y la manos vacías.
Imposible describir razonablemente.

Sirenas y llantos por todas partes.
¡Son bombas, son bombas!
gritaba mi padre. El aullido
del infierno, decía mi madre.

III
Levantaos hijos, levantaos,
que nos viene lo terrible.
Salir con lo puesto
y no temáis a la sangre,
ni a los relámpagos.

¡Madre, tengo miedo!

Levantaos, hijos levantaos,
que nos han robado la paz
y matado la vida que era nuestra.
Sólo queda sangre, estruendos
y fuego de relámpagos.

El río baja teñido de guerra y rojo,
se nos queman el cielo y la tierra
y arden todos los muertos.
¡Sangre, demasiada sangre!

¡Madre, tengo miedo!

Todos muertos bajo los escombros.
Por los agujeros del tejado se ve la luna,
las tapias por los suelos, el pelo rubio
de mi hermana y una mano carámbano,
ensangrentada, tendida, abierta y vacía.

¡No existe dolor semejante!

Extenderme para coger la mecha
y encender un relámpago
que siembre luz de justicia
y esperanza en los hombres,
humanamente hablando.

Madre estoy solo,
pero no tengo miedo.

miércoles, 18 de febrero de 2009

INVITACIÓN A ESCUCHAR LA RADIO

Queridos amigos y amigas: Tengo la satisfacción de invitaros a escuchar el programa de radio “CONTRAPARTIDA“, en Radio Círculo, la emisora del Círculo de Bellas Artes.
“CONTRAPARTIDA” es un programa de poesía y música, dirigido y presentado por Alfredo Piquer, coordinador de la tertulia de poesía, Aula de Encuentros del Círculo de Bellas Artes, a la cual pertenezco. En esta ocasión lee poemas Francisca Núñez y yo mismo. Nos acompaña el también poeta José León Cano.
El programa lo grabamos ayer y se emite el próximo sábado, día 21 de febrero, a las seis y media de la tarde. La mejor forma de escucharlo es entrar en la página del Círculo y allí pinchar en el apartado de la emisora, Radio Círculo. Que se corra la voz, si os parece.
Muchas gracias por vuestra atención y espero que os guste. Abrazos y besos. Evaristo Cadenas.

martes, 17 de febrero de 2009

LA BELLEZA DE LAS SOMBRAS

Hablo completamente solo en la casa
y no grito por no molestar a los de aquí.

Enciendo la lámpara y en el libro de horas,
devoro palabras y frases como alfileres.
Inundado por un estado de ensueño,
me concentro en la sombra
de mi lacerado cuerpo, pegada a la pared.

Me acuerdo de la familia que ya no está,
de las excursiones y del baile en la plaza.
De la chica que siempre revolotea
por los rincones del alma y de la memoria,
del caballo que me miraba como si entendiera.

En alguna ocasión me dieron besos en la boca
y rajaron sangre en la piel de la espalda.
Varias veces me arrimé a la fugacidad,
en las esquinas oscuras de los soportales,
y hasta hubo quién proclamó mi nombre.

La sombra dice que no es tiempo
de espera, ni brizna posible
de futuro junto a otros, que no sea yo.
No queda más remedio que aceptar
el devastador presente de ausencias.

Me levanto a recorrer los pasillos,
contar con los pies las rayas de las baldosas,
a imaginar batallas de los cuerpos
y a restañar las venas de la cordura.
Asomado a la ventana: el jardín es un rastrojo.

Apago la lámpara y enciendo la vela
de la antigua palmatoria de bronce.
Rasgando oscuridad en las salas,
las sombras me hacen compañía
y crean una especial clase de Belleza.

Hablo completamente solo en la casa,
y las sombras más hermosas, dialogan.
Mañana cavaré, en el erial ajardinado,
hoyos para rosales, cerezos y crisantemos.
Necesito sombra que beber durante el sol.

Que nadie se preocupe por mi,
sobrevivo reventando silencios.

lunes, 16 de febrero de 2009

VISITA AL RÍO

Los brillantes peces del río disfrutan
dejando hilos de plata tras la estela
de burbujas blancas y tengo anzuelo.

Una pluma verdinegra pasea flotando
junto a la hoja seca y la ramita de chopo.
En la orilla hago puntería con una piedra.

Unas chicas se mojan las piernas,
se suben la falda hasta el viso
y sus risas enseñan a hervir la sangre.

Mi madre, de negro, tiende un caldero
de ropa blanca para que blanquee su pena
en el prado verde, el sol de la siesta.

Han pasado los años y por un instante
retrocedí a cuando todo estaba bien.
Un gavilán pinta de sombra los reflejos.

La sinceridad del fluvial espejo, hiere
como aguja de hueso y miro al horizonte.
Tuve caballo y sombrero de labriego.

Me pareció ver una liebre y arriba al gavilán.
¡Estará contento, hoy cena de caliente!
Vengo a verte y me devuelves desolación.

Regreso por la senda hasta la casa
donde tenía nogal, artesa y escaño.
¿Por qué no habré sido sombra de sauce?

Hay lágrimas que no caen y duelen más.

domingo, 15 de febrero de 2009

EL RAYO DE LOS TRIGOS

Justo al romper el día
amanecen ventanas enramadas
y florecidas. Huele a rosas y laurel.

Dice la gente que es fiesta de guardar,
música, sermón y verbena en la plaza.
Mi madre nos viste y peina de domingo.

El del tamboril sonríe a las mozas
y el de la dulzaina cierra los ojos.
La sombra de las tapias es fresca.

Colonia en la frente y tres gotas
en el pañuelo bien doblado.
Camisa blanca almidonada.

Mi padre hace el nudo en la corbata,
mi madre arroz con leche y canela.
Volteo de campanas y danzantes con palos.

Los sinónimos de polvo se diluyen
en la calle regada para ahuyentar la tristeza
de las casas y la procesión se tapiza de verde.

Oigo cómo silva el viento tras la torre
y detecto la ráfaga del rayo en los trigos.
Se quema parte de la vida y germina la duda.

Mamá,
¿Cuándo te pintarás una sonrisa
para estar en casa?

SINFONÍA DE AUSENCIAS

SINFONÍA DE AUSENCIAS

Si tuviera un piano y palpitaras cerca,
compondría una balada llena de armonías,
para que te embelesaras, hasta desfallecer.

Si tuviera una guitarra y respirara tu aliento,
te cantaría un fado, con toda mi saudade,
para que saborearas lo que es la distancia.

Si tuviera una armónica y tú en mi regazo,
improvisaría un tango de suspiros,
para que percibieras lo que es estar solo.

Como abundan silencios y ausencia,
me quedo con la gloria de desearte
conmovido de ansia de PAZ.

Aún recuerdo la soledad desnuda en tus ojos
y el reflejo de la sinfonía lacrimosa
con la que clamabas besos de presencia.

La música que te tengo pensada,
permanece y la uso de abrigo
en las noches frías de reptiles llenas.

sábado, 14 de febrero de 2009

MINI RELATO MINI

26.-
- ¿Por qué me miras así?
- ¿Por qué no dejas de mirarme cuando te miro?
- Pregunté la primera.
- Si te ofendo, no mires y dejaré de mirarte.
- Si me encanta, hombre.
- Menos mal. Por cierto ¿te he dicho que tienes los ojos más bonitos de mi vida?
- ¿Lo dices en serio?
Y salimos corriendo entre los coches , con el semáforo en rojo, y nos perdimos entre el follaje de los setos, por donde se entraba al parque.
- Me da cosa decirlo: soy virgen.
- Por fumar unos cigarros no se te quita.
- Ya, eso si.
- ¿Te has fijado en la luna?
- Me fijo en cómo te brillan los ojos en la oscuridad, si fueras lobo ¿me comerías?
Pasaron las horas como se pasan los suspiros.
- Vamos, que mi padre me mata ¿Mañana volvemos?
- ¿Quieres?
- Quiero.
Y no ha vuelto a aparecer.

jueves, 12 de febrero de 2009

MINI RELATOS MINI


22.-
No le digas a nadie lo que te cuento. Van a pensar que soy sensible y que también lo eres. Más de una vez me escuchaste y no lo entenderían.
23.-
La mesa era ovalada, sentados comodamente, diez, veinte, treinta, no se. Hablaban entre ellos, se pasaban consignas con la mirada, trataban de ocultar el lenguaje de los signos de los ojos ciegos.
Yo, quieto como una pirámide, viéndoles venir.
Al poco rato, pesado y denso, el que mandaba, sin levantarse siquiera, dijo:
“No salen las cuentas. No interesa“.
Me levanté y me fui convencido de que, una vez más, se demuestra que no me entienden.
24.-
Me pidieron apoyo y colaboración. Les dije: no hay problema, contar conmigo. Al día siguiente, en la primera reunión, pusieron las armas sobre la mesa y hablaron de matar a alguien. Un momento, por eso si que no paso. Tarde, ya es tarde. Si no votas a favor nuestro, el muerto serás tu. Aquí estoy. Es fácil deducir donde hay un cobarde.

miércoles, 11 de febrero de 2009

MINI RELATOS MINI

18.-
- ¿Qué tal se encuentra hoy?
- Parece que estoy como el día, un poco mejor.
- ¿Ya no le duele la cabeza?
- Lo que me duele es que usted tenga que preguntarme.

19.-
- “¿Bailas?
- No.
- Entonces de follar ni hablamos.
- Haber empezado por ahí ¿Tienes el coche afuera?”
- Ese chiste no es así, termina de otra forma.
- Nos ha jodido, el mío es así y punto.
- Pues está mal contado.
Como sería la bronca que preparamos, por un chiste de nada, que decidí dejar de hablarle y de contar chistes.

20.-
- “¿Bailas?
- No
- ¿Y eso?
- Eso, es mi amiga y tampoco baila”.
Los amigos se morían de risa. Contar chistes era su recurso. Al notarme tan serio, preguntaron que qué me pasaba, que por qué no me reía, como todos.
- No me hacen gracia vuestros chistes, la verdad sea dicha.
- Pues cuéntanos uno de los tuyos.
- “Se encontraron dos amigos que hacía mucho que no se veían: Hombre Manolo, ¿qué tal estás?, no has cambiado nada, sigues como siempre. Y Manolo se fue para casa a llorar”. –
Así son mis chistes, o sea que... no es extraño que no tenga amigos.


21.-
Cuando se despertó, ella aún estaba allí.
A ver qué le digo a mi mujer, pensó.

martes, 10 de febrero de 2009

MINI RELATOS MINI

15.-
La transparencia del hielo dejaba ver tus Kilimanjaros y los pezones no eran níveos, pero translucían los poros erizo de la carne. Tuya. Y la rendija del cráter de tu gruta dibujaba hileras de río derretido, néctar de miel licuada manando bajo tu pubis ensortijado de nada. Habitó en mi una desordenada sed, una ventolera de arrebato. Me quedo con lo que no tuve para soñarte despierto y tranquilizarme, porque no te tengo. Ven a deshora a explorar, junto a mi, los territorios escuálidos que tenemos que desbravar. Los que existen justo en la frontera entre el labio y el beso.
16.-
Tiré un puñado de monedas al agua para que permanezcan y hagan historia. Allí dejé parte de lo que fuiste y de lo que era. Si algún día vuelves, que sepas que parte del precio se quedó en la fuente donde bebimos el elixir de nuestro deseo de ser mayores. Ya lo somos ¿Ahora qué? Ni un ápice de nada.
17.-
Con el paso del tiempo olvidé todos los mandamientos menos tres: silencio, soledad y noche.

lunes, 9 de febrero de 2009

MINI RELATOS MINI

12.-
- Eso era todo, y teníamos bastante. – Dijo el leonés.
- Nosotros teníamos menos, fíjate cómo sería, que un invierno llegamos a tener pobreza de solemnidad. – Contestó el zamorano.

13.-
Mi amigo era tan umilde, pero tan umilde, que se escribía sin ache.

14.-
La amiga de mi hermana era guapísima. Vestía como las ricas y siempre iba perfecta.
Un día mi hermana dijo que su amiga preguntaba por mí, que le hablara, que podría llegar a ser amiga mía.
No hizo falta pensar mucho. Las chicas así no sirven para ser amigas

domingo, 8 de febrero de 2009

MINI RELATO

11.-
Mi amigo Roberto tiene una tía monja que lleva muchos años en un convento de clausura.
Poco antes de casarse le dijo la madre, a Roberto, que fuera a ver a su tía y le dijera que tiene novia formal.
Mi amigo me contaba que sentía mucho cariño por su tía, que cada vez que iba a verla le daba estampas de santos y escapularios, que las pastas tan ricas, que hacían las monjas, se las cobraba bien cobradas, pero que en el fondo su tía era muy buena.
- Ave María Purísima.
- Sin pecado concebida ¿Qué desea? – contestó una monjita detrás del torno.
- Venía a ver a mi tía, Sor María Esmeralda, la de Jesús.
- Hombre, ¿eres Robertín?
- Si hermana, soy Robertín, aunque ya soy mayor. Ahora más bien soy Roberto.
- Pasa al locutorio hijo, que ahora salimos tu tía y yo a ver cómo has crecido.
En el locutorio las mismas tres sillas de siempre, el mismo Corazón de Jesús y las mismas rejas de hierro bien pintadas de negro. La esmerada limpieza y el más sepulcral de los silencios.
- Ave María Purísima. – Eran mi tía y la monjita que siempre la acompaña, ya que no pueden salir solas.
- Sin pecado concebida. – contestó mi amigo.
- Pero Roberto, vaya cómo has crecido. Estás muy delgado, tienes que comer más ¿Pero como llevas el pelo tan largo?
- Es como me gusta llevarlo. Verá tía, vengo a decirle que tengo novia y que pronto me casaré.
- Pues eso está muy bien. Hay que ver cómo pasa el tiempo, si hace poco eras pequeñín y mira ahora qué alto y qué guapo ¿Y tu novia es practicante?
- No tía, trabaja en El Corte Inglés.
Dice mi amigo Roberto que su tía ni le dio estampas, ni escapularios y que no sabe por qué.

sábado, 7 de febrero de 2009

MINI RELATO

El señor Ramírez es uno de mis mejores clientes, pero la crisis le ha originado pasarlo mal económicamente y a devolverme varios talones sin fondos.
Cada dos días llamaba preguntando por él para visitarle y cobrar mi deuda, pero no se ponía nunca al teléfono. Su secretaria se mostraba atenta y profesional. Un día me dijo, confidencialmente, que llamara sobre las cuatro, que casi seguro que su jefe estaría en su despacho.
A las cuatro en punto, en vez de llamar, me presenté y pregunté por el mencionado señor.
- El señor Ramírez no está. – dijo la secretaria, visiblemente contrariada por el trastorno que me hacía no cobrar a su jefe y encima haberme desplazado.
- El señor Ramírez es un poco, bastante, hijo de p.... Mi tiempo vale tanto como el suyo. O me paga o le denuncio porque me tiene hasta los mismisimos c.... y perdona que hable así.
- Tienes razón, es mi padre, pero reconozco que tienes razón.
- ¿Tu padre? Perdona, lo siento. – contesté sin saber cómo salir del apuro.
- No te preocupes, entiendo tu cabreo. Iba a salir a tomar un café, si quieres venir conmigo te invito, así se te pasa el susto.- dijo la amable secretaria, señorita Ramírez.
Llegué a un acuerdo con ella en la forma de pago. Cada semana, los miércoles, de cuatro a seis, cobraría, en efectivo, el diez por ciento de la deuda.
La señorita Ramírez está tan encantada que le ha dicho a su padre que necesitan hacer un pedido mucho mayor que los anteriores y pagarlo a plazos.
- Bueno, se acepta. ¿Mismo día y misma hora?
- Por supuesto, es cuando mejor me viene. – Contestó la dulce y negociadora secretaria.
Tengo que reconocer que ha sido un buen año, a pesar de la crisis.

LA SEÑORA CARVER (XX)

XX.- El punto K.
A pesar de la fascinación que me producía la compañía y entrega que hacia mi mostraba la señora Carver, no podía evitar mis pensamientos divididos, contradictorios y en tres, o más, estratos distintos en los que se bifurcan simultáneamente mis ideas. Era inevitable, a pesar del esfuerzo que suponía, y consecuencia de mi lucha íntima, la batalla cotidiana con mis bestias interiores, esas que me obligan a ser a su semejanza.
La mente, mi mente, parecía ir por derroteros propios, mientras mi cuerpo y mi presencia física, se mostraban lo más concentrado posible en estar atento a cada palabra, a cada gesto, a cada acto, que el momento requería. Mi enfermedad sigue su curso y yo el mío. Indivisibles pero independientes.
La señora Carver se vistió con la camisa de leñador, los pantalones tejanos y una especie de bailarinas para estar cómoda en casa.
En la cocina, puso un recipiente grande, con agua, al fuego y la cafetera en otro.
- ¿Cuántos huevos necesitamos, James?.
- Cinco o seis, señora Carver.
- Pondré seis, que tenemos hambre.
Entre los dos preparamos la mesa que, dentro de la amplia y moderna cocina había, para no manchar la del salón comedor. Al coger las botellas de vino, en una hoja del periódico viejo, aparecía una noticia sobre un suceso trágico ocurrido medio año atrás en una ciudad de la costa, a quinientos kilómetros de allí. No había foto del asesino pero era mejor prevenir, por si acaso.
Con el periódico limpié el polvo de las tres botellas y las dejé listas para ser consumidas. Hice una bola con el papel y lo escondí, sin que ella me viera, lo más abajo posible de la bolsa de basura. Tengo que andar con mil ojos, pensé.
Lo cotidiano no tiene importancia, ni trascendencia aparente, pero hay que hacerlo y mientras tanto, se vive, a la vez se piensa en otras cosas, se entretiene uno y simultáneamente, se muere. Como la señora Carver es un alubión de palabras, hablaba y hablaba, pero eso si, pegada a mi como si los dos fuéramos uno.
- ¿En qué piensas, amor mío?
- Pensaba en la cena, en el vino ¿Abrimos una botella, señora Carver?
- Claro que si, nos vendrá bien para coger fuerzas. Bésame y no pienses tanto, ya sé que soy mucho mayor que tú ¿Te parezco vieja?
- Ya lo ha preguntado otra vez y no me gusta que lo piense. La veo como si fuera la mujer de mi vida. Mire cómo está ¿Cree que si no me gustara se pondría así?
- ¿A ver?- abrió el albornoz y con la mano la acariciaba y acariciaba. Se subió a comerme la boca y bajó a beber de mi: “Me gusta más que el comer” decía la señora Carver.
Cómo iba yo a reprimir tales muestras de pasión si, aunque no lo reconozca, me gusta tanto, pero tanto, que me tengo que concentrar para que no me derrame y dure más y más. Su boca succiona y lame hasta lo más recóndito de mis fibras sensibles, que son todos los poros de mi piel.
No es fácil sentir esto y a la vez, irrefrenables ganas de ahogarla, de dejarla sin aliento.
- ¡Dios, James, que me vas a ahogar! – Se le escapaban lágrimas que hacían que se le corriera el rimel y ... estaba preciosa con la cara con dos hileras de lágrimas negras, al menos grises.
Eso es lo que quiero y le enseñé a que le llegara hasta la tráquea, porque le convencí de que en lo más profundo de su garganta está el punto donde se llegan a ver las estrellas de tan elevado éxtasis. El punto K. K de killer, asesino en inglés, pero esto no lo dije. Más adentro, que en una de estas te quedas muerta de gloria, señora Carver, te vas a enterar.

jueves, 5 de febrero de 2009

MINI RLATOS MINI

7.-
Había pasado la noche deambulando, perdido, desorientado, en el interminable y tenebroso laberinto de infinitos caminos, senderos y meandros del Bosque que antecede al Río Amoral.
Enfurecido, como si le hubieran dado una paliza, sus fuerzas estaban al límite de la resistencia, tropezó con una raíz que sobresalía del barro de la senda. Cayó de morros sobre el cieno del charco y el frío del agua, casi helada, le espabiló y poco a poco fué recuperando la consciencia, la noción del tiempo y del peligro en el que se había metido. En aquél inhóspito lugar habitan distintas especies de depredadores, fieras y alimañas.
Entre las ramas enrevesadas de las zarzas se veía, casi desvanecido y oculto entre la bruma, un caserón, un palacio vetusto y secular.
“Estoy salvado”, pensó. Recuperó fuerzas y con un puñado de hiervas se quitó lo mejor que pudo el barro putrefacto y fétido, con el que se había manchado la chaqueta, el pantalón y la pechera de la camisa.
Con pasos torcidos, y tambaleante, se dirigió hacia el descubrimiento.
Las puertas y ventanas estaban protegidas de los curiosos o ladrones con gruesos muros de ladrillo que tapaban totalmente cualquier resquicio por el que cualquier intruso o ladrón se pudiera abrir paso y acceder al interior del inmueble.
Varias vueltas alrededor del enorme edificio no despejaron su perplejidad. Por más que pensaba y pensaba no daba con la forma más adecuada de cómo acceder al interior del impenetrable palacio abandonado. “Tengo hambre y sed”. (mañana más)

8.-
... llegó un momento en el que la única misión en mi vida era restar.

9.-
- Ha sido un placer conocerte. Ya sabes dónde tienes tu casa.
- Muchas gracias. Tomo nota.
Al cabo de un mes volví por allí.
- ¿Qué te trae de nuevo?
- Vengo a pasar quince días con vosotros, como dijisteis que aquí tenía mi casa...
- Ya hombre, pero es que eso es lo que se suele decir.
- Pues no haberlo dicho. Tengo testigos, así que se siente.
Llevo varios años pasando quince días de vacaciones a cuerpo de rey en aquella casa. Lo curioso del caso es que los dueños ni me hablan.


MINI RELATOS MINI.

4.-
Me habían invitado al estreno y fiesta de una película bien promocionada. Como no conocía a casi nadie, me dediqué a lo mío: picar un poco de aquí y beber otro poco de allá. Las mujeres con vestidos luminosos de fiesta y los hombres casi de gala. Mi traje gastado y mi barba de tres días, desentonaban en aquél lugar. Me sentí observado, como si alguien me clavara su mirada en la nuca. Sus ojos, su escote palabra de honor, su sonrisa caramelo, toda ella se dirigía a mi. Para asegurarme miré detrás. No había nadie. Con su copa en la mano y su cigarrillo en la otra, deslumbraba elegancia y glamour. “No puede ser que me mire”, me decía, pero sí, me miraba. Su marido y ella se disponían a salir. Me acerqué todo lo que pude y conseguí rozarle el brazo desnudo con la yema de los dedos. Electricidad. Al subir al coche, que les esperaba, lo dijo con su sonrisa y su mirada puñal de acero: “Nos pudimos haber querido, te lo juro”.

5.-
Había estudiado mucho y salí muy contento de todos los exámenes del curso. Esperaba buena nota. Me llamó el director para darme las calificaciones en un sobre cerrado y me dijo: tienes buena madera, sigue trabajando. Según bajaba las escaleras miré las notas: Aprobado de nota media. Con un sentimiento de frustración e impotencia pensé: “¿Para qué quiero tener buena madera si no soy carpintero?” En ese momento comprendí porqué existen las mentes criminales.

6.-
Por fin vuelvo a empezar de cero. Ahora soy el único dueño de todo lo que no tengo.

martes, 3 de febrero de 2009

MINI RELATOS MINI.

1.-
Vino a la puerta de mi casa con su carrito amarillo a traer un reembolso. Mientras firmaba donde me dijo, se agachó y pude ver sus divinos senos. “Este no es el mío”. Se agachó otra vez y durante segundos inolvidables, buscó para darme otro de los paquetes. “Este tampoco es”. Se volvió a agachar. Sus senos eran maravillosos y estaban ante mi. Mientras buscaba y buscaba, disfrutaba del espectáculo más hermoso visto jamás. Tuve que reconocer que mi paquete era el que primero me había ofrecido. No hubo forma de ver sus pezones.

2.-
Se sentó en el asiento de enfrente de mi. Su falda se subía y subía. Pensé que estaría bonito ver de qué color las lleva. Se puso a leer un libro y ante mi tenía los muslos y piernas más espectaculares vistos jamás. Pareció darse cuenta de que la miraba, así que cruzó sus piernas a cámara lenta, lentísima. Blancas como la nieve.

3.-
Vino tan guapa, tan sonriente... Me dijo eso tan raro de: “te quiero”. Quedé seco, petrificado y lo único que se me ocurrió decir fue: “Y a ti... ¿quién te ha dado permiso?”

lunes, 2 de febrero de 2009

NO TE VAYAS

Desnúdate de tí y ponte libre y abierta,
que tengo que explorar lo infinita que pareces.
Arranca máscaras y deshilacha nudos, exponte
diáfana, puertas y ventanas sin bisagras.

Eres mi territorio abrupto y despoblado,
y debo roturárte con surcos hondos y fértiles.
Abrázate a la piel que te necesita y requiere
para que te acostumbres al fuego y al tácto.

Siente cómo se inflama y avecina
el resplandor y la erupción del volcán
que se derrite cuando te elevas en vuelo
de ceguera y desenfreno interminables.

Me tienes enjaezado de armadura y puñal,
guerrero, junto a la grieta de tu tapia.
Habrá que aprender a culminar la cima
junto a la bandera de nuestra batalla.

Mi afilada espada deslumbrará tu almena
para que sea complemento, como la llave
que libera la cerradura de los sentidos,
que son gozo enamorado de incendios.

Anhelo deshabitárte de estorbos y emprender
la búsqueda del luminoso destello de los dos.
Juntos percibir quién es el primero que se abraza,
funde y susurra con suspiro ardido: "no te vayas".

domingo, 1 de febrero de 2009

LA SEÑORA CARVER XIX

XIX.- La piel.
La ferocidad con la que se nos van de las manos los instantes infinitos, ese tiempo que se desliza como arena entre los dedos, como agua que resbala por el cemento de las aceras. El tiempo que hay que aprovechar como el único bien, intangible, del que disponemos en cada momento.
Se va, se va, y nos quedamos sin pasado y aún no hemos inventado el futuro. Nuestros enigmas como animales sociales, nuestro sacrificio por los otros y por nosotros mismos, se quedará en nada, nada. Y de poco vale luchar contra el tiempo, mejor no pensar, luchar si, pero a favor de lo que nos viene, agradecer el próximo instante y ver qué se nos ocurre para depurar lo mejor de nosotros mismos ante la proximidad de ese segundo nuevo.
Por eso, quizá por eso, la señora Carver cada poco pregunta por la hora, cada poco mira a los relojes que hay por la casa. Parecería que le preocupa poderosamente el reloj de pared o el de mi muñeca, los relojes malditos.
- James, ¿qué hora es? - Pregunta con los ojos cerrados, sintiendo el calor del agua y el de mi cuerpo abrazado al suyo. Está tan hermosa dentro de la bañera, tan brillante su piel, tan limpia su mirada y su gesto, tanta fortaleza en su forma de estar abrazada a mi y me dejo llevar, dejo que sea ella la que diga las cosas, la que haga las cosas, porque soy un forastero, un viajero que llegó de madrugada y estoy bañándome junto a la dueña de la casa donde tengo alojamiento. No soy nadie más que eso. Me dejo llevar bien, porque me gusta y es preferible.
- Las nueve menos cuarto, señora Carver.
Se vuelve, me mira a los ojos con tanta intensidad y me da a entender que está a gusto, contenta de tenerme con ella dentro, pero a la vez está triste, porque dice que había pensado hacer cosas distintas. Que había pensado poner una buena cena, vestirse elegante, preparar la mesa del comedor como para la mejor fiesta, poner dos velas encendidas, beber del vino de la bodega, tantas cosas como había pensado. Si lo hace, si también encendemos el fuego en la chimenea de la buhardilla, si hacemos todo lo que estaba previsto, nos robamos tiempo a nosotros mismos y eso no puede ser.
- ¿Qué hacemos, James?
- Es fácil señora Carver, no se preocupe de lo que carece de importancia. Salimos de la bañera, hacemos una cena rápida y se acuesta, que mañana tiene que madrugar.
- De eso nada James, de eso nada. No lo digas ni en bromas. De acuerdo con que hacemos una cena rápida, pero no quiero dormir y menos yo sola, no quiero ni pensarlo. Tiempo tengo de dormir sola a partir de mañana ¿Qué quieres para cenar, James?
- Ya lo dije, algo rápido que no de trabajo en la cocina. Unos huevos fritos o así, huevos no, porque mancha de aceite. Una tortilla francesa... pero no... también da trabajo.
- ¿Te gustan los huevos cocidos, James?
- Me encantan, señora Carver.
- Pues hacemos eso. Media docena de huevos se cuecen mientras ponemos la mesa, preparamos algo de fiambre, de fruta, el vino y a la vez, hacemos un buen café ¿Te parece bien, cariño mío? bueno, quiero decir que si te parece bien, James.
- Perfecto señora Carver, lo que usted haga para mi es perfecto, pero yo no tomo café...
- Lo hago por mi, James, no quiero que me de el sueño hasta tarde, muy tarde.
Salió la señora Carver de la bañera, se quitó la toalla de la cabeza, que había puesto para no mojarse el pelo, y del armario de las toallas sacó un albornóz de algodón blanquísimo y me lo ofreció:
- Póntelo James, es mi albornóz. Ven cariño, que te peino y te seco el pelo.
El albornóz me queda algo pequeño y ante el espejo me siento un poco raro, pero ella dice que el blanco, tan blanco, contrasta con mi piel morena, con mi pelo negro algo largo y mis ojos y que mi cuerpo es efébico y andrógino, por lo delgado, que a veces, el espejo le devuelve de mi la imagen de una mujer y que se siente tan plena porque en mi tiene a dos, de frente un hombre y de espaldas una mujer. Que no puede vivir sin el juego de los espejos... y de lo dual, de la vida y de la muerte, que sus orgasmos son largos e intensos, semejantes a una pequeña muerte...
Y lo cotidiano de la vida doméstica se vuelve sublime y el estar ante la señora Carver, dejar que me peine, que me acaricie, que ponga sus senos a la altura de mi boca para que chupe sus pezones largos y oscuros como bellotas de encina, que alargue su mano y la meta por entre el albornoz en busca de mi polla, casi siempre despierta, a la espera.
Existe el cielo y está entre nosotros...cuando se ofrece para que la coma, mientras ella me come con la fuerza de un pantano roto. Prefiero no pensar, cierro los ojos y ella me da en la boca el antecedente de lo mío y recibe de la mía el de lo suyo. Existe el elixir de los dioses y me viene y le viene. ¡Altó ahí, que nadie se mueva!
- No me hagas esto James, me vas a matar. Házlo y mátame.
Así que...

AMARTE POR DENTRO

AMARTE POR DENTRO

Se deslizó tu cuerpo, tibio
y hermoso, entre las sábanas
donde te esperaba el mío.

Los abrazos y los besos
fueron relámpagos y truenos
que vencieron a la tormenta.

La piel se hizo tacto y terciopelo,
y los aromas se convirtieron
en lujuria de armonía y locura.

Se me eriza el hambre de ti
y te profundizo los suspiros
y los arañazos en la espalda.

La lucha de los cuerpos
fue batalla que vencimos,
a partes iguales, de tanta ansia.

Ven cada tarde de luminosa tiniebla
a deslumbrarme de senos y labios carmesí.
Te amo más si nos adentramos.

Entrañas que exploro y fertilizo
a base de tú entrega que agradece
mi cuerpo estremecido y enamorado.